Estimados lectores, parafraseando el tango Cambalache “El mundo fue y será una porquería….” Y que si
al siglo XXI, no le ponemos remedio, acabará superando ese “Desfile de maldad
insolente” que fue el siglo XX, con sus crisis, sus injusticias y sus guerras;
incluidas dos mundiales.
Circula por Internet un video del cocinero vasco Karlos
Arguiñano en el que explica la actual situación económica internacional. http://www.youtube.com/watch?v=K39u9eJvMaE
Arguiñano reflexiona de una manera muy sencilla y clara sobre
el asunto. En un momento dado, habla de los “Gangsters” que dirigen la economía
mundial. Creo que este señor tan simpático y tan buen comunicador, da de lleno
en el clavo. Nunca fui propenso a creer en las teorías conspiratorias, pero
todo apunta a un guión perfectamente planificado para meternos la mano en el
bolsillo.
El sistema financiero español, hasta hace muy poco tiempo un
sistema financiero “ejemplar” parece que hace aguas por los cuatro costados y
lo peor del asunto es que nos van dando la información con cuentagotas. No hay
peor mentira que una media verdad. Como en la tostonera película Titanic, protagonizada
por ese actor moñoño que es Leonardo di Caprio, la orquesta sigue tocando
mientras las partes más bajas del buque se inundan y los pasajeros más pobres
se ahogan. La gente con mayor poder adquisitivo sigue bailando indiferente a la
tragedia que se está produciendo pocos metros más abajo, hasta que la
catástrofe ya no se puede ocultar y se dirigen a los botes salvavidas. En
cubierta descubren una dolorosa realidad, no hay botes salvavidas para todos.
Es el momento de la política de “Maricón el último” Los mega-ricos, protegidos
por los esbirros tripulantes de la colosal máquina, son los primeros en
acomodarse en los botes. Luego lentamente van embarcando los menos ricos, pero
una gran parte no tiene sitio, entre otras cosas por que los mega-ricos llevan
a bordo de los botes sus valiosos equipajes, de los que se niegan a desprenderse.
Finalmente el navío va a pique y se rompe en dos. Todo el que no ha conseguido
embarcar en los botes salvavidas, se queda tieso en el agua. Ha llegado el
momento de que usted, querido lector, mire a que le da derecho realmente el billete
que lleva en este gran trasatlántico que se llama España y que va navegando a
toda ostia hacia la catástrofe.
Después de una crisis, cuando ya se ha tocado fondo, lo
siguiente que viene es una guerra para redondear la jugada de los gangsters.
Hacen falta dos cosas para ir a la guerra: Un malo al que se le pueda quitar
algo y un “Casus beli” Para el papel de malo de la próxima guerra, parece que
se perfila el eje sirio-iraní. Siria país estratégico y llave de oriente medio
e Irán, que ya sabemos lo que tiene en grandes cantidades en el subsuelo. Ahora
falta el “casus beli” Seguramente será un conjunto de circunstancias reales o
inventadas por la propaganda de los gangsters. En esta guerra, como siempre,
morirán los más desfavorecidos. Después, si no se les va mucho la mano con la
destrucción, los gangsters pondrán de nuevo en marcha la máquina de la “prosperidad”
hasta que decidan que ya es suficiente y comience una nueva crisis que
desembocará en una nueva guerra más destructiva que la anterior. Una historia
tan vieja como el mundo.
No me fío de nadie. En el panorama político español, los dos
grandes partidos han demostrado que no son otra cosa que “La voz de su amo” y
el resto de opciones políticas importantes que reivindican otra manera de hacer
las cosas, UP y D, IU y los partidos nacionalistas, no dudan en pactar con los
anteriores para repartirse el pastel en los sitios donde pueden sacar tajada.
Un fenómeno que se perfila en el actual panorama político, es el ascenso de
partidos extremistas, que con una idea estrella, como por ejemplo: “Hay que
echar a los inmigrantes” atraen a una parte de los descontentos que buscan
alguien a quien echarle la culpa de su infortunio. Estas opciones extremistas
son la versión más descarnada del gangsterismo político.
Llega el veranito y todo el que puede sigue bailando al son
de la orquesta. El otro día, tomando una cervecita con un amigo en una terraza,
reflexionábamos sobre lo divino y lo humano y llegamos a la conclusión de que
no envidiamos la fortuna de los que tienen mucho. Realmente tienen demasiado y
eso les crea unas enormes servidumbres. Tener inmensas propiedades, legiones de
criados y lujos sin cuento, al final hacen menos libre al ser humano. La
verdadera riqueza no se encuentra en poseer muchas cosas o dinero, aunque hay
que tener un mínimo para subsistir. Esta enorme acumulación de riqueza no tiene
otro objetivo que ponernos a todos de rodillas. Estoy seguro de que Rodrigo
Rato no puede hacer lo que yo hago con mis amigos. Primero por que seguramente
su gran codicia le impide tener amigos y lo segundo por que después del
desfalco de Bankia, del que ha sido un destacado responsable, se lo tendrá que
pensar 2 veces antes de mostrarse en público.
En fin, en España aunque la orquesta deje de tocar dentro de
poco y vengan muy mal dadas las cosas, va a ser difícil que nos quiten los
placeres sencillos de la vida, de los que somos una de las grandes potencias
mundiales. Los españoles de a pie siempre tendremos un rato para tomarnos una
cerveza con los amigos aunque sea de marca blanca y sentados en la puerta de
casa.
Sean felices.
Doctor Miriquituli.
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