Llega la navidad con sabor a mazapán, a nueces y champán….
Este año poco, que esta la cosa muy jodida ¡Mira que bien! Una cosa buena que
tiene la crisis, seguramente este año las comilonas serán algo más frugales y
no ganaremos tantos kilos como en años anteriores…. El que no se consuela
es por que no quiere.
El sábado fui al cine a ver el Hobbit, la que seguramente va a ser la
película más taquillera de estas navidades. Hace treinta y tantos años
que yo leí toda la saga de la Tierra Media de Tolkien. Me gustó muchísimo. El
Señor de los Anillos me lo ley de una sentada y eso que es un libro bastante
tocho. También me leí el Hobit que es como se dice ahora una precuela del Señor
de los Anillos y el Silmarilion que es una pre-precuela.
En 1978 se hizo una
preciosa película de dibujos animados, que quedó huérfana de una segunda parte
que relatara el final de la historia de Frodo y el destino del maligno anillo,
ese que forjo el señor oscuro y que servía “para dominarlos a todos y atarlos a
todos en las tinieblas, en la tierra de Mordor donde se extienden las
sombras….”
Las actuales superproducciones están a años luz de aquella
producción artesanal de los años 70. A años luz, por supuesto técnicamente y a
años luz en fidelidad a la obra original de Tolkien. Yo, un friki fan seguidor
de la saga, me sentí estafado por la trilogía del Señor de los anillos.
Holiwood retuerce la historia hasta casi dejarla irreconocible. En ella que se
otorga una gran importancia a personajes que en la obra literaria se mencionan tan
solo de pasada o directamente no existen, todo con una intención clara de
vender los productos de merchandising.
Volvamos al Hobbit: Tras sacar las entradas (Hora y media
antes de la peli solamente quedaban de primera fila para castigo de mis cervicales)
fui a comprar palomitas y refrescos. Me quede de una pieza cuando por 5 pavos
me ofrecieron un combo que incluía: Cubo de palomitas, refresco mediano y
muñequito de la película. Si la anterior trilogía, se pasaba por el forro el
libro, lo de esta ya es de traca. Ya he dicho que me ley el libro hace más de
treinta años tendría que refrescar mi memoria, pero por lo que recuerdo esta
historia no tiene a penas nada que ver con el original. Por lo demás la
película es todo un alarde de efectos especiales. Es del tipo de películas de
acción que se hacen ahora, de esas en las que los protagonistas están dotados
de unas facultades increíbles y todo transcurre a un ritmo trepidante que
produce taquicardia en el espectador. Si les gusta este tipo de cine comercial
de efectos especiales, palomitas y muñequitos; esta es su película. Si lo que
les gusta es la buena literatura fantástica, lean al viejo profesor de Oxford.
¡Mi tesoro! Exclamaba el Golum pensando en el anillo mágico
que era su más preciada posesión y que el vivales del hobbit Bilbo le afanó, en la cueva donde transcurría
su existencia triste y depravada, entre excrementos de orco. Igual que ese pobre
(Que no bueno) Golum, igualitos estamos los españoles: escuálidos, pelones y
con pocos dientes; desesperados por ese tesoro que un día tuvimos y que nos
hacía sentirnos importantes. Superábamos (De una manera ficticia) según nos decían, a otros países que llevan
muchos más años que nosotros trabajando con ahínco por su economía. Lo malo es que a nosotros no nos ha robado el anillo Bilbo
Bolsón un tipo vivaracho y de buen corazón, nos lo han robado aquellos que
prometieron defendernos de los ladrones.
Dentro de unos días asistiremos al “Retorno del Rey” con su
tostonero discurso de cada año por Navidad. Ardo en deseos de oír que nos dirá
Juan Carlos Borbón. Como nos pedirá esfuerzos y sacrificios (Que él y los suyos
por supuesto no harán) para superar este trance en el que se encuentra esta
“Tierra Media” llamada España.
Dr Miriquituli.