viernes, 20 de diciembre de 2013

LA HUIDA


Pedro Pablo corrió por el campo vacío hacia las lejanas luces de la ciudad con un eco de sirenas sonando aún dentro de su aturdida cabeza. El potente foco de un helicóptero barría la oscuridad del descampado. El comercial se escondió entre los escombros de una antigua construcción hundida. Cuando el atronador pájaro metálico se alejó, él siguió corriendo a trompicones hacia la hilera de luces más cercana.

 

Aún bajo los efectos del narcótico que le habían suministrado, trató de orientarse. Según sus cálculos lo que veía a un par de kilómetros era el poblado chabolista de la Charca de la Pava junto a la carretera de Toledo. Tal vez allí podría pasar desapercibido, en cualquier caso, tan desesperado estaba que nada podía ser peor que lo que ya le había pasado esa noche.

 

Con paso tambaleante se dirigió hacia el poblado. Un poco antes de alcanzar las chabolas vio un grupo de personas alrededor de una hoguera aunque no hacía ni pizca de frío. Eran unos toxicómanos. Pedro Pablo supuso que aquellos yonkis vivían allí drogándose, ayudando a los traficantes con el menudeo y en pequeñas tareas domésticas. Una voz que había oído antes pero no sabía dónde se dirigió a él.

 

-Eh colega… acércate ¿Quieres pillar? El Ramiro tiene un jaco cojonudo… ¿Cuánto vas a querer?-

 

-No caballero, solamente estoy haciendo un poco de deporte pero le agradezco mucho su ofrecimiento…- Dijo Pedro Pablo con voz neutra. Como si andar a las cinco de la mañana por el descampado, junto a uno de los principales puntos de venta de droga de Madrid fuese lo más normal del mundo.

 

El yonki que llevaba la voz cantante no se quedó muy convencido y se aproximó al comercial para examinarle más de cerca, El olor acre a sudor antiguo, los mechones de pelo sucios pegados a la cabeza, ese no parar de hablar y una manera de andar doblándose y dando saltitos los había visto antes… ¡Claro! Era su compañero de banco la noche que había tenido que ir a buscar a su padre a comisaría. Furnieles le había llamado el inspector Cantero... El Furnieles dio un par de vueltas alrededor del comercial. Parecía un aborigen de la selva que viera por primera vez un hombre blanco. 

 

-Tú y yo nos hemos visto antes ¿Verdad? Y lo del deporte no me lo trago ¿Por qué llevas mocasines en lugar de playeras?-

 

-Es la última tendencia en Estados Unidos, el barefoot running, pero como hay mucho cardo y yo llevo poco practicando…-

 

-No veas cómo mola el chándal que lleva el menda. Lo menos vale cien pavos…- Dijo otro de los yonkis que estaba junto a la hoguera.

 

-Yo soy del Atlético…- Dijo el Furnieles con desprecio -Pero seguro que el Jamiro lo quiere para su hijo Juan de Dios y nos da un pollo de farlopa por él. Vamos a quitárselo-

 

Pedro Pablo ya tentaba la culata de “Margarita” cuando una voz gangosa detuvo en seco a sus agresores.

 

-¿Qué Cohone eta pachando aquí?-   

 

Una figura maciza se recortaba contra la luz de la hoguera. Al acercarse al grupo, el comercial reconoció de inmediato al personaje que acababa de entrar en escena.

 

-Este menda es asunto nuestro, tú no te metas Toro que no tenemos nada contigo- Dijo el Furnieles reculando como el chacal al que un león viene a disputar su presa.

 

Pedro Pablo, un gran aficionado al mundo del boxeo reconoció de inmediato a Nicomedes Díaz “el Toro de Entrevías” un bravo púgil del peso crucero que tras su derrota en el asalto a la corona mundial frente Howard Chamberlain había caído en una espiral de autodestrucción dando con sus huesos en prisión por un asunto turbio de extorsión y agresiones. Recientemente, una cadena sensacionalista de televisión había emitido un reportaje llamado “Juguetes Rotos” en el que Nico Díaz contaba su vida actual de toxicómano, habitando en una tienda de campaña junto a las chabolas de la Charca de la Pava.

 

-¡Hombre campeón! Qué gran placer… Pedro Pablo Cogollo aficionado al boxeo y un gran admirador de tu persona.- Dijo el comercial estrechando con fuerza la mano del estupefacto boxeador.

 

- Aún recuerdo cuando te proclamaste campeón de Europa en el Palacio de los Deportes frente a Stanislav Sevchenko ¡Qué gran combate! Vi muchas peleas tuyas en directo y hubiera sido un sueño haber podido ir a animarte a las Vegas cuando disputaste el campeonato del mundo…-

 

Una metamorfosis se produjo en el gesto adusto del Toro. La magia de las palabras del comercial traspasó varias capas del cerebro del boxeador endurecidas por las drogas, los golpes de sus rivales y los golpes mucho más dolorosos que la vida le había propinado. Nicomedes casi había olvidado que un día fue una estrella, alguien querido y admirado por muchas personas, no un temible bruto del que todos se reían, eso sí, siempre a sus espaldas. Los dos hombres continuaron hablando de boxeo y el Toro llevó a Pedro Pablo a tomar un café caliente, cortesía de una asociación benéfica que se dedicaba a ayudar a los toxicómanos con comida, ropa, facilitándoles la higiene personal y otras cosas carentes de importancia en aquella cloaca del paraíso.

 

-Pedro Pablo colega… no che que trapicheos te traes con el Furnieles, pero anda al loro con eche pavo. Ech una chivata. Chi no fuera por que ech un protegido de loch gitanoch le arrancaba la cabecha de una ochtia al hijoputa eche…-

 

En la pequeña televisión del local de la asociación benéfica estaban dando un boletín de noticias. El comercial aguzó el oído. Por un momento conversando con el púgil, Pedro Pablo se había olvidado de la tragedia ocurrida unas horas antes.

 

Trágica noche de sucesos en la capital y sus alrededores.

 

Dos empresas cercanas a la capital han ardido durante las últimas horas, una nave dedicada la fabricación de rótulos en Griñón en la que se ha encontrado un cadáver carbonizado y un almacén de productos químicos en Villaverde que a estas horas aún sigue ardiendo. Desde Bomberos de Madrid se recomienda a los vecinos de Villaverde Alto que permanezcan en sus casas con las ventanas cerradas hasta nuevo aviso.

 

El comercial reconoció de inmediato las imágenes del almacén de productos químicos en llamas. Era Viuda de Corrochano e Hijos CB. Donde unas horas antes había recogido el paquete de su hijo. Entonces la nave de Griñón… ¡Claro era donde había entregado el misterioso paquete de Fernando! Y el muerto… ¡Pobre patillas! Pensó Pedro Pablo sintiendo un poco de repelús al recordar su sucio gorro de lana.

 

Horroroso asesinato múltiple en un chalet de Serranillos del Valle. Una mujer de nacionalidad española cuya identidad  responde a las iniciales U.C.M. así como tres ciudadanos rumanos han sido encontrados muertos con evidentes signos de violencia. La policía busca al ex marido de U.C.M. que tenía una orden de alejamiento de la víctima. Su nombre es Pedro Pablo Cogollo de 48 años de edad. Va armado y es muy peligroso.

 

A continuación mostraban la foto de la ficha policial que le habían abierto meses antes, tras el altercado con Úrsula.

 

Pedro Pablo y el Toro de Entrevías se miraron y el comercial asintió. Trató de explicarse ante el ex boxeador pero este le hizo un gesto para que guardase silencio. Allí abajo no importaba quién fueras o qué hubieras hecho. Importaba lo favorable o desfavorable que fuera tu prójimo y Nicomedes Díaz había podido olvidar por unos instantes su mísero presente y recordar una época dorada condenada a no volver nunca más tomando un café con un admirador suyo, algo que creía que ya no le quedaba.

 

-Colega tienech que irte cuanto antech. Echte chitio echta lleno de chivatoch. Vente conmigo-

 

A grandes zancadas, Nico Díaz  se dirigió a lo que podía considerarse el centro del poblado seguido a duras penas por el comercial. Junto a un negocio mezcla de bar y comercio donde se vendía de todo un poco y los gitanos viejos jugaban a las cartas, bebían o conversaban espantándose las moscas. Allí es donde paraban las cundas, coches destartalados que traían a toxicómanos de la capital a comprar y consumir drogas en el poblado.  El Toro se acercó a uno de los coches aparcados e intercambió unas palabras con el conductor que a regañadientes consintió que Pedro Pablo ocupase una plaza en el asiento trasero. Esperaron un poco hasta que montó en el coche una tal Chusa, la cual al parecer era la novia del conductor de la cunda. Antes de marcharse de la Charca de la Pava, Pedro Pablo y Nicomedes chocaron sus nudillos como hacen los boxeadores, a modo de despedida. Cuando el coche arrancó, el comercial miró por el parabrisas trasero y vio a Nicomedes Díaz plantado y al Furnieles detrás de él observando sin perderse detalle de la marcha de la cunda.

 

El trayecto hasta el centro de Madrid no fue demasiado desagradable comparado con lo vivido en las últimas horas. Al menos los otros ocupantes del vehículo no hablaban aunque no paraban de fumar.

 

Ya en la Plaza de la Lealtad Pedro Pablo repasaba sus opciones: No tenía dinero, no tenía a dónde ir. Su única posibilidad de huir, pasaba por tratar de contactar con la organización de su hijo… ¿Pero cómo? De momento parecía que así sucio, en chándal y desesperado era uno más de la legión de personas invisibles que deambulan por cualquier ciudad sin que las personas “normales” ni tan siquiera reparen en ellas. En estas reflexiones estaba el comercial cuando algo llamó su atención, era el Peugeot de color oscuro que desde hacía tiempo vigilaba su calle.

 

-Bueno días Pedro Pablo ¿Cómo estamos hoy? Parece que un poco mejor que su ex y sus amigos ¿Verdad?-

 

Al darse la vuelta Pedro Pablo se encontró con la sonrisa reptil del inspector cantero que le encañonaba con una pistola. Junto a él los policías que habían estado vigilando la casa de su padre. El inspector levantó su arma y apuntó directamente a la cabeza del comercial.

 

-Adiós Cogollo…-

 

El comercial cerró los ojos y se preparó para lo inevitable. En ese momento una mujer mayor entrada en carnes, aparecida como por arte de magia  propinó un tremendo bolsazo en la cara del policía dejándole fuera de combate y haciéndole errar el disparo. La gorda del bolso no venía sola, un tipo chiquitajo con el astil de un pico, rápido como una centella la emprendió a palos con los acompañantes de Cantero. En pocos segundos los otros tres policías se retorcían de dolor en el suelo mientras la pintoresca pareja les desarmaba ante los estupefactos ojos de Pedro Pablo.

 

-¿Pedro Pablo Cogollo supongo? Yo soy Lola la Murciana empresaria y stripper y este es mi novio Manolín el Lejía.-

 

-Manuel Suances Castillejo, caballero legionario, encantado de conocerle. Ahora vamos a darnos un poquito de bulla antes de que estos maderos se repongan y llamen refuerzos.-

 

Lola y Manolín condujeron a un Pedro Pablo boquiabierto hasta una furgoneta y le introdujeron en la parte trasera de la misma. El vehículo arrancó y se movió durante aproximadamente media hora. Luego paró. Desde la caja de la furgoneta Pedro Pablo pudo percibir el sonido de una puerta mecánica abrirse y cerrarse.

 

-Buenos días, nos ha sido bastante difícil dar con Vd. Menos mal que tenemos intervenido el teléfono de Cantero y hemos podido llegar antes de que ese indeseable le eliminase-

 

Aquella peluca rubia con tirabuzones era inconfundible…-Pero usted es… ¡Melchor Cerrudo!- Dijo Pedro Pablo que no salía de su estupefacción.

 

-Exacto, desde hace años colaboro con la organización a la que pertenece Fernando, su hijo.  Somos una extensa red de ciudadanos, en su mayoría anónimos, que tratamos de evitar los desmanes y abusos de los poderosos. También hay personajes públicos en la organización como el periodista australiano Damian Orange, el ex magistrado de la Audiencia Nacional Melchor Cigüeño o el ex miembro de los servicios de inteligencia americanos Cristian Ronald Snowball. Nuestro colectivo tiene algo muy importante entre manos y Fernando es el hombre clave en todo este asunto…-

 

-¿Dónde está mi hijo? ¿Cuándo voy a poder verle? ¿Y Miriam? ¿Está al corriente de todo esto? ¿Y mi padre…?- Un millón de preguntas se amontonaban en los labios del comercial.

 

-Todo a su debido tiempo… Miriam y su Padre están bajo la protección de nuestro colectivo, no se preocupe usted por ellos. Ahora lo más importante es sacarle de Madrid ¿Sabe usted pilotar una motocicleta?-

 

Pedro Pablo asintió aunque hacía más de veinte años que no manejaba una. En su juventud había tenido un par de motos, una de ellas, una Guzzy preciosa llena de cromados. El comercial acompañó a Cerrudo al fondo de la nave, donde tapadas por una lona el excéntrico empresario tenía aparcadas dos magnificas Harley Davidson Fat Boy, una de color rosa pálido y otra de un verde perlado precioso.

 

-Este sábado es la Séptima Concentración Motorista Gay de Villalar de los Comuneros, una ocasión inmejorable para salir de la ciudad sin que se note. Vendrá conmigo y con mi grupo motero, las Reinas de Corazones. Hasta entonces debería de quedarse aquí. Lola y Manolín se quedarán con usted velando por su seguridad y atendiendo a todas sus necesidades. Ya verá qué michirones más ricos hace la Lola ¡Para chuparse los dedos!

 

Melchor Cerrudo tenía habilitada la parte de arriba de la nave como un apartamento con todas las comodidades, incluso tenía un pequeño gimnasio donde el comercial aprovechó para hacer algo de ejercicio físico. Por lo demás la compañía era excelente, pese a lo extremo de la situación. Pedro Pablo se lo pasó bomba escuchando las delirantes historias de la singular pareja. El empresario se pasaba a verle siempre que sus obligaciones se lo permitían y en las charlas que mantuvieron, ambos hombres descubrieron que tenían muchísimas cosas en común pese a sus aparentes diferencias.

 

Por fin llegó el día de la partida. Una veintena de motos rugían en la puerta de la nave. Melchor Cerrudo llegó acompañado de un viejo conocido de Pedro Pablo, Oswaldo de Jesús, su antiguo compañero en el departamento comercial de Transportes Butragueño. El colombiano y Cerrudo se habían hecho novios e iban a compartir montura en aquel viaje. El empresario entregó a Pedro Pablo la chupa de cuero rosa identificativa de los miembros del club motero y el casco a juego. Luego todo el grupo se puso en marcha.

 

Al llegar al peaje de Adanero al otro lado de la Sierra de Guadarrama se encontraron con un gran control de tráfico montado por la Guardia Civil. Melchor Cerrudo hizo una indicación con la mano al resto de motoristas para que todos pasasen por el mismo puesto de peaje. Al salir, unos guardias morenos, muy musculosos y armados hasta los dientes les ordenaron que aminorasen la marcha mientras escrutaban al grupo tras sus gafas de espejo. A Pedro Pablo no se le escapó el gesto de complicidad que los miembros del Instituto Armado intercambiaban con el empresario. Más tarde Cerrudo le confirmaba sus sospechas. El colectivo tenía varios infiltrados dentro del lobby gay de la Guardia Civil.

 

Pedro Pablo había hecho mil veces ese viaje camino del pueblo, pero hacia muchísimos años que no lo hacia en moto. La Harley ronroneaba suavemente como un gran felino. Un viento caliente acariciaba la cara del comercial. Poco a poco comenzó a sentirse bien sobre su montura. Giró el puño de la motocicleta y rebasó algunos metros al grupo. Melchor Cerrudo y Oswaldo de Jesús se pusieron parejos a él. Finalmente las motos tomaron el desvío de Villalar.

 

En la ancha plaza del pueblo, la misma en la que rodaron las cabezas de Juan Bravo, Padilla y Maldonado, los líderes de los Comuneros de Castilla, varios centenares de motocicletas de todo tipo se habían dado cita. El ambiente era festivo, con numerosos chiringuitos donde se servía comida y bebida. En un escenario, unas drag queen hacían su show de baile y play back. Por la noche se esperaba la actuación de varios grupos icónicos del movimiento Gay. Una actuación que Pedro Pablo no iba a llegar a ver ya que una furgoneta con un par de individuos de la edad de su hijo le estaba esperando.

 

El comercial sinceramente agradecido se despidió afectuosamente de Melchor Cerrudo y de Oswaldo de Jesús. Pedro Pablo intentó inútilmente devolverle la chupa de cuero rosa al empresario, pero éste insistió en que se la quedara.

 

-Quédesela Pedro Pablo. La que monta en moto una vez con nosotras, puede considerarse una de las nuestras y usted lo es por eso y por ser el padre de quien es….-

 

Finalmente, Pedro Pablo se acomodó en la parte trasera de la furgoneta. Aquello comenzaba a ser ya una costumbre. Al partir el vehículo, Melchor Cerrudo visiblemente emocionado exclamó:

 

-¡Ahí va un hombre de una pieza!-

 

-Sí, que pena que sea tan hetero….- Dijo Oswaldo de Jesús pasándole el brazo por la cintura. Melchor Cerrudo sonrió y le dio al colombiano un largo beso. Luego ambos hombres se dirigieron a donde se encontraban el resto de las Reinas de Corazones a seguir con la fiesta.

 

La furgoneta anduvo por espacio de aproximadamente hora y media. En el último tramo del camino, el traqueteo del vehículo aumentó considerablemente. Lo que hizo suponer a Pedro Pablo que estaban tomando un camino o una carretera en mal estado. Finalmente la furgoneta se detuvo y la puerta trasera se abrió.

 

Lo primero que vio el comercial fueron varias construcciones antiguas rodeadas de bosque por los cuatro costados. Los dos ocupantes de la furgoneta le indicaron que les siguiera. Atravesaron varias casas derruidas y finalmente entraron en algo que parecía un gran corralón. Una docena de personas contando con los dos hombres que acompañaban a Pedro Pablo se encontraban en la estancia. Pedro Pablo al principio no le reconoció ya que iba afeitado y con el pelo corto… Luego los Cogollo padre e hijo, se fundieron en un abrazo ante la sonrisa de Ángel Cogollo, Miriam y Ariadna que también se encontraban en aquel lugar desconocido.

 

Dr Miriquituli.

jueves, 28 de noviembre de 2013

BIENIO NEGRO


El pasado día 20 de noviembre se han cumplido dos años desde que ganó las elecciones el PP y ese pergeñador de frases memorables que es Gaspar Llamazares ha calificado este periodo de “bienio negro”. Tiene más razón que un santo el antiguo secretario general de IU al que “el tsunami bipartidista” dejó tan solo en portavoz. Estos dos años han sido una autentica mierda. La corrupción campa a sus anchas, el paro ha alcanzado cotas nunca vistas, los servicios públicos han sido recortados de manera brutal, la justicia es lenta y corrupta, cada día pagamos más y más impuestos, etc, etc. Una larga lista de cosas negativas que están haciendo muy difícil la vida a los ciudadanos de este país.

 

Con lo que no estoy nada de acuerdo, es con la segunda intención de las palabras de Llamazares. El Bienio Negro es como se conoce al periodo de la Segunda República Española comprendido entre los años 1933 y 1935 en los que una coalición de partidos conservadores ganó las elecciones. En aquellos años desdichados se produjeron acontecimientos gravísimos que el gobierno radical-cedista de Lerroux no supo manejar en absoluto. La revolución de Asturias fue el más grave de todos. En ella, los mineros socialistas (Entonces eran marxistas) los comunistas y los anarcosindicalistas se unieron en un frente común y se rebelaron contra el gobierno de Madrid. Grupos incontrolados cometieron toda clase de desmanes: Ejecuciones sumarias de guardias civiles y de militares que se resistieron a los sublevados, quema de iglesias y conventos, asesinato de religiosos, robos, violaciones, etc. Esta larga lista de tropelías provocó que el gobierno decretase el estado de guerra y trajese al ejercito profesional de África para sofocar la rebelión. La represión fue durísima. El ejercito se empleó como en una guerra de conquista causando un numero enorme de victimas entre la población civil y multiplicando por cien los abusos cometidos por los sublevados.

 

Aquel gobierno no cayó por la revolución de Asturias si no por un sonado caso de corrupción, el famoso Estraperlo o Straperlo, acrónimo de Strauss, Perell y Lowann, tres judíos holandeses que patentaron un juego de ruleta fraudulento del que el gobierno trincaba jugosas comisiones. Sin duda aquel caso de corrupción, pese a que en la historia los ha habido más graves, marcó un antes y un después y estraperlo ha quedado en el vocabulario popular como denominación casi general para cualquier tipo de negocio sucio.

 

Este machacón retorno al pasado que desde la izquierda española plantean, no se muy bien a que es debido, pero crea un clima de confrontación que me parece francamente negativo. Cualquier persona minimamente crítica con su pensamiento enlatado es de inmediato calificada de “fascista”. El PP es un “partido fascista heredero del franquismo” UP y D “son fascistas”. Incluso para los muy convencidos “el PSOE es colaborador con el fascismo por lo tanto es fascista”. La recuperación, unilateral, de nuestra memoria histórica junto con deshacer todo lo aprobado por el actual gobierno parece ser la piedra angular de su programa electoral.

 

No crean ustedes que toda la culpa de esta confrontación es de la izquierda, que la derecha también tiene lo suyo. Al ambiente de impunidad generalizada que garantiza que todo tipo de chorizos (Incluido el gobierno con su financiación “dudosa”) se vayan de rositas, hay que sumar el pábulo que da a gente tan infumable como los grupos ultra-católicos. Leyes como la LOMCE, enésima revisión partidista de la desastrosa política educativa española o la revisión restrictiva que se quiere hacer de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, son prueba de ello.

 

Lo dicho, Gaspar Llamazares tiene razón. Ha sido un bienio negro, pero no por una conexión inexistente con su parcial visión del pasado, si no por que hemos dado muchos pasos atrás en la convivencia y el diálogo, algo que si que se había conseguido en la ahora tan denostada transición a la democracia.

 

Ya se que es difícil pedir tranquilidad a alguien que corre el riesgo de perder su vivienda, no puede encender la calefacción o que tan solo le puede dar dos comidas al día a sus hijos, pero las cosas de la gente corriente nunca se han solucionado buscándose un enemigo entre el resto de gente corriente. Esas son cosas de los pescadores en río revuelto....

 

Dr Miriquituli.

lunes, 4 de noviembre de 2013

FIERAS CON OJOS DE DIAMANTE


Un chaval delgado de mirada brillante salió deprisa del metro. Bajó la calle Fuencarral para luego perderse por las callejuelas. En un sucio bar que olía a orines pidió una copa de algo barato con alta graduación alcohólica y encendió un pitillo. Los parroquianos levantaron la vista para observarle brevemente con una expresión que oscilaba entre la lastima y la indiferencia. Luego siguieron a lo suyo concentrados en el fondo de sus vasos.

 

El humo azul de los cigarros daba al local un ambiente como de ciénaga, fuera el viento invernal barría las callejas. Los pocos transeúntes que andaban por las calles, se arrebujaban en sus abrigos y apretaban el paso en dirección al metro o a sus casas para refugiarse de la helada noche de Madrid.

 

Poco a poco otros chicos y un par muchachas pálidas se juntaron con el primero que había llegado al bar. Todos lucían parecido aspecto: chaquetas negras de cuero, vaqueros ajustados, botas de baloncesto o zapatos boogies y el pelo bastante corto y de punta.

 

-¿Vais a ir el miércoles al Rockola? Toca el grupo del Pajarillo y otros. No se cuales son pero creo que va a molar…-

 

-Me gustaría pillar anfetas ¿Alguien se viene? Hay que bajar donde las putas y no quiero que me vuelvan a dar el palo...-

 

-De paso podíamos pillar algo de costo ¿Ponemos un fondo común?-

 

-Vale, pero sólo para el costo. Si alguien quiere pirulas que ponga la guita, las centras son a dos libras y las dexidrinas  medio talego…-

 

-Si hay dexis a mi tráeme dos-

 

-Lo más seguro es que solamente haya centramina. Hay un camello nuevo, creo que el menda es médico y siempre tiene.-

 

-Si un nota que va de traje y que tiene una “loca” azul flamante. Es mogollón de raro, pero dicen que es legal-

 

El chaval que había llegado primero al bar y otros dos cogieron la pasta de los demás y se internaron en el barrio chino. Encontraron al tipo del SEAT 1430 azul en la esquina de Ballesta con Valverde. Estaba hablando con unas lumis en la puerta de un club, pero cuando vio a los chavales asintió levemente y con un gesto les indicó que le siguieran. A unos cientos de metros tenía aparcado el SEAT. El chico flaco entró con el hombre en el coche y allí realizaron la transacción. El camello, un individuo de mediana edad vestido con esmero aunque de una manera anticuada, no se parecía a nadie que anduviese por esos barrios. Tras su atuendo, como de oficinista de la posguerra se ocultaba un cuerpo enjuto pero forjado en un material durísimo, una dureza cuyo brillo asomaba a sus ojos, apenas dos rendijas abiertas en su inexpresivo rostro. Unos ojos de color indefinido que no se perdían detalle de lo que pasaba a su alrededor, unos ojos como de fiera al acecho…

 

De nuevo juntos, el grupo de muchachos abandonó el bar donde se habían dado cita. Se encaminaron a otro local a unas pocas calles del primero. Era un garito con un pequeño escenario donde algunas veces músicos aficionados se subían a tocar. Los chavales ocuparon unas mesas en la esquina. La barra estaba separada de la zona del escenario por unas gruesas cortinas de terciopelo rojo que le daban al local un aspecto como de pequeño cine, además olía que tiraba para atrás a ozono pino, conocido popularmente como “zorropino”, un desinfectante que se usaba con profusión en todo tipo de locales públicos.

 

-Pues el domingo pasado en la Bobia estaban aquellas pivas que conocimos el viernes en el Agapo…-

 

-Si si un bar que se llama Colombín por la zona de Doctor Esquerdo, alli pasan dexidrinas…

 

-Seguro seguro, yo voy contigo a jugar al baloncesto…-

 

-Huele a uñas quemadas… Pasa ya ese porro ¿No?-

 

-Luis y Ramón se curraron la otra noche con los franceses en frente del San Mateo 7…-

 

-¡Que hijos de puta los rockabilys! Ya no se quedan en sus garitos… Alguien va a tener que darles un escarmiento.-

 

Humo de tabaco, humo de porros, conversaciones inconexas, todo el mundo hablando con todo el mundo a la vez. Gritos y risas en la mesa de los amigos del chaval flaco, también en el resto de mesas. En los altavoces del garito sonando Lou Reed, Bowie, Iggy Pop, Ramones… Gente honesta que cantaba como vivía.

 

La velada fue dando sus últimos coletazos. Fuera del local, por las venas de la ciudad un torrente de luz blanca fluía incesante. Poco a poco el entusiasmo del grupo fue decayendo y uno a uno los asistentes a la improvisada reunión se fueron retirando. Finalmente el muchacho delgado se quedó solo en la acera sucia de la calle. Un puñetazo de viento frío le golpeó en el rostro. Se subió el cuello de la chupa y bajó Fuencarral en dirección a la Gran Vía. En las esquinas, acechando, las fieras con ojos de diamante.

 

 

In memoriam Lewis Allen Reed 1942-2013.

 

 

 

Dr Miriquituli.

 

martes, 29 de octubre de 2013

UN GIRO INESPERADO


Aquella mañana Pedro Pablo llegó tarde al trabajo, algo que no sucedía desde hacía años. Se dirigió a la sala acristalada, donde ya estaban reunidos los comerciales. Entró mascullando una excusa y ocupó el único sitio que quedaba libre. Tras la consabida charla “motivadora” de Fernández de los Ríos, la cual, básicamente consistía en recordarles “que no le resultaban rentables a la empresa” y “que como no cambiaran la tendencia negativa, estarían todos despedidos a final de mes”. El jefe de ventas dio por terminada la reunión, pero antes de que cada uno se marchase a su zona, Carlos Fernández de los Ríos ordenó a Miriam y a Oswaldo de Jesús al departamento de personal. Eso sólo podía significar una cosa…

 

Pedro Pablo se quedó remoloneando por la recepción de Transportes Butragueño, haciendo como que leía los papeles colgados en el tablón de anuncios. A los veinte minutos salieron. Oswaldo de Jesús hecho un mar de lágrimas, colgado del hombro de una Miriam cariacontecida, pero que a pesar de todo trataba de dar  ánimos al colombiano. El veterano comercial les llevó a desayunar. Tras unas enormes porras mojadas en café con leche, los dos cesantes parecieron recobrar un tanto los ánimos. Luego Pedro Pablo les dejó en la boca del metro, con el compromiso de que hablaría con Miriam tras la jornada laboral para ver en qué podía echarles un cable.

 

De camino a su zona, con el Audi sucio y algo destartalado tras el fin de semana, el comercial pasó por delante de Transportes Butragueño. En ese momento un BMW negro salió del parking sin respetar el stop y obligando a Pedro Pablo a pegar un brusco frenazo. Tras el bocinazo y los improperios de rigor, cayó en la cuenta de que el coche negro que aceleraba unos cuantos metros por delante, no era otro que el de Carlos Fernández de los Ríos. Dejó distancia y decidió seguir al jefe de ventas, sin saber muy bien a priori qué hacer ni qué decir cuando se encontrase frente a él.

 

El BMW se dirigió hacia las afueras del polígono. En una de las calles que dan al descampado el coche negro aminoró su marcha. Varias prostitutas en pelota picada exhibían sus marchitos encantos, ante un tráfico incesante de vehículos ocupados por hombres solos.

 

Carlos Fernández de los Ríos se paró junto a una morena con las tetas gordas, bajó la ventanilla y se puso a negociar el precio. Una vez que ambas partes quedaron de acuerdo, el jefe de ventas abrió la puerta y la tetona se sentó en el asiento del copiloto.

 

Pedro Pablo con su smart phone de última generación inmortalizaba la escena desde una gasolinera próxima. Luego en el wasap buscaba la dirección del jefe de ventas y le daba a enviar.

 

El comercial se dirigió a la dirección que le había dado Fernando en el vídeo de la víspera. Se trataba de una fábrica bastante grande. Aparcó y tal y como le había pedido su hijo en el mensaje, preguntó por el encargado. Un hombre joven, vestido con ropa de trabajo, el pelo largo y un par de llamativos aros en la oreja derecha salió a la recepción.

 

-Buenos días ¿En que puedo ayudarle caballero?-

 

-Buenos días. Parece que hoy hace todavía más calor que ayer…-

 

-Lo peor está aún por venir… ¿El señor Cogollo, supongo? Acompáñeme- Dijo el melenudo conspirador que no las tenía todas consigo viendo la pinta demasiado políticamente correcta del padre de Fernando.

 

En el almacén de Viuda de Corrochano e Hijos CB, rodeados de bidones con productos químicos, ambos hombres entraron en una pequeña oficina. El encargado de la fábrica, de nombre Manolo, sacó un sobre amarillo de esos que tienen plástico de burbujas por dentro y se lo entregó al comercial.

 

-Debe hacer llegar este sobre a la dirección que pone en la solapa lo antes posible, si puede ser hoy mismo-

 

Pedro Pablo conocía la dirección. Era un polígono cercano a su antigua vivienda a no más de quince minutos del lugar en el que se encontraba en ese momento.

 

-Voy a ir ahora mismo- dijo decidido a zanjar aquel peliagudo asunto cuanto antes. -¿Se puede saber qué contiene ese sobre?- Preguntó Pedro Pablo, aún con un cierto poso de duda ante las extrañas actividades de su hijo y lo rocambolesco de la situación.

 

-Cuanto menos sepa, mejor para usted y para todos. Sólo le puedo decir que es un disco duro, pero ignoro la información que contiene. Seguramente le han seguido hasta aquí. Nos jugamos la seguridad de mucha gente. Vaya en una furgoneta de reparto de las nuestras y deje aquí el coche-

 

Pedro Pablo obediente, hizo lo que Manolo le dijo y se dirigió a la dirección indicada. Allí un individuo que lucía unas pobladas patillas decimonónicas y un gorro de lana con bastante mierda pese a los treinta  y muchos grados de temperatura ambiente, se hizo cargo del sobre. En el camino de vuelta, le pareció ver por el espejo retrovisor, un Peugeot de color oscuro como el que llevaba tantos días vigilando su calle. Aceleró un poco y cuando llegó a la fábrica de Viuda de Corrochano e Hijos, lo hizo solo, sin ningún coche sospechoso a la vista.

 

Pedro Pablo había puesto en silencio el móvil, porque no quería que nadie le molestara mientras cumplía con el encargo de su hijo. Al volver a activar el sonido vio en la pantalla una decena de llamadas perdidas de Carlos Fernández de los Ríos y un mensaje en el que le citaba para hablar “sobre lo ocurrido” junto al monumento del Sagrado Corazón del Cerro de los Ángeles, sobre las dos de la tarde.

 

Tras unas cuantas gestiones con pocos resultados tangibles, Pedro Pablo se dirigió al lugar de su cita con el jefe de ventas, pasándose antes por un área de servicio para dejar el coche como a él le gustaba llevarlo ¡Absolutamente impecable! Al guardar la bayeta y la cera abrillantadora en el maletero, el comercial vio la caja de puros King Eduard que contenía a “Margarita”, la pistola de su padre, de la que se había olvidado completamente. Sin pensárselo dos veces, cogió el arma y se la metió en la parte de detrás del pantalón de manera que la americana la tapase.

 

Pese a estar rodeado por varias autopistas, líneas de tren de alta velocidad, polígonos industriales y urbanizaciones, este cerro testigo en el que tradicionalmente se sitúa el centro geográfico de la Península Ibérica, es un remanso de paz. Pedro Pablo comenzó el ascenso entre los pinos. Era un sitio en el que con frecuencia paraba a medio día a comerse la fiambrera y a estirar las piernas antes de seguir con las visitas de la tarde.

 

En la cumbre del cerro hay un monasterio y una estatua de Jesucristo sobre un alto pedestal. A los pies de la estatua nueva, hay una estatua antigua que las tropas republicanas que defendían Madrid se dedicaron a fusilar durante la guerra. Cada vez que veía esa estatua, Pedro Pablo pensaba “Cómo no iban a perder la guerra haciendo esas gilipolleces…”

 

Junto a la estatua tiroteada estaba aparcado el BMW del jefe de ventas. Pedro Pablo aparcó unos metros más allá y se bajó del coche abrochándose la chaqueta. Carlos Fernández de los Ríos también bajó. Llevaba unas gafas de sol de un tamaño desmesuradamente grande. Aquellas gafas acompañadas de un casco y una máscara de oxígeno, perfectamente podían formar parte del equipo de un piloto militar de F-18. El jefe de ventas iba fumándose un pitillo y lo primero que hizo fue echarle el humo directamente a la cara a Pedro Pablo.

 

-¿De qué vas Cogollo? ¿Qué pasa que ahora te dedicas a seguirme?-

 

-No Carlitos, yo me dedico a trabajar, como he hecho siempre… Me importa un pepino lo que hagas o dejes de hacer, pero no estoy dispuesto a tragar con la injusticia que has cometido con Miriam y con Oswaldo. Los dos son muy trabajadores y total… la empresa les paga una mierda. Si tienes algo contra mí ahora es el momento de hacérmelo saber.-

 

Tras volverle a echar el humo del cigarrillo, el jefe de ventas habló así:

 

-Así que estás interesado en la putita de la Miriam… ¿O la putita en la que estás interesado es el sudaca? Va a ser eso… ¡Tan modosito siempre! Yo creo que eres un poquito julandrón. Pues que sepas que cualquiera de los dos me hubiera comido la polla con tan solo haber chasqueado los dedos… Es más, igual los readmito y les doy por culo a cambio ¿Qué te parece viejo?-

 

A Pedro Pablo, un hombre habitualmente de buen carácter, le resultaba absolutamente intolerable aquel menoscabo hacia personas a las que quería y apreciaba. Hablando con lentitud, casi arrastrando las palabras, el comercial respondió a las provocadoras palabras del jefe de ventas

 

-Mira, tarado hijo de puta, te voy a decir lo que vamos a hacer: Hoy mismo vas a readmitir a los dos. Di que te has equivocado o lo que te salga de los cojones, pero mañana quiero ver en el departamento a Oswaldo y a Miriam a primera hora de la mañana. ¿Lo has entendido?-

 

-¿O si no qué….?- Dijo Fernández de los Ríos con una sonrisa socarrona.

 

Antes de que pudiera ni siquiera pestañear, Pedro Pablo le arrimó tal hostia con la mano abierta en toda la cara, que las gafas de sol y el pitillo del jefe de ventas salieron volando por los aires.

 

Tras los primeros instantes de estupor, Fernández de los Ríos se rehizo. Iba a machacar a aquel viejo, que además de doblarle la edad aparentemente no tenía media hostia. El jefe de ventas estaba completamente seguro de poder con el comercial, no en vano pasaba largas horas haciendo dolorosos ejercicios en los aparatos del gimnasio para lucir percha y musculatura. Con esta idea fija en su mente, se abalanzó sobre Pedro Pablo, pero éste dio un rápido paso atrás, sacó a “Margarita” del cinto  y le puso el cañón debajo de la nariz.

 

-No muevas un músculo o te vas a tener que sujetar con esparadrapo las gafas horteras esas que gastas-

 

Fernández de los Ríos temblaba de pies a cabeza. Tras unos instantes en esa postura, el comercial bajo el arma y se la volvió a guardar. En el fondo aquel mequetrefe le daba un poco de pena.

 

-Esta conversación no ha tenido lugar. Cuando llegues a la oficina dices que ha sido un error tuyo, que sí que estaban cumpliendo objetivos y los readmites ¿Lo has entendido?-

 

-Sí sí ahora mismo… pero por favor ¡No me hagas nada!-

 

Finalmente Pedro Pablo se quedó solo en la cima del cerro. Cogió la caja de puros y metió la pistola dentro. No creía que Fernández de los Ríos fuese a decir nada de la conversación que había tenido lugar, además no había testigos de la misma, pero lo mejor que podía hacer era deshacerse de Margarita y tratar de volver a su vida anterior una vez que se resolvieran los problemas de su hijo. Anduvo un rato por el pinar para aclarar sus ideas, finalmente escondió la caja con la pistola en el tocón hueco de un pino cortado y se alejó en dirección al coche.

 

Pese a que la mayoría de empresas hacían horario de verano, el comercial consiguió aquella tarde cerrar un par de operaciones pequeñas tras las que llevaba bastante tiempo. Pedro Pablo estaba en el coche organizando el papeleo, cuando sonó un mensaje en su móvil. Era de Miriam.

 

Hola Pedro Pablo, Oswaldo y yo hemos encontrado trabajo. Te invito esta noche a cenar para celebrarlo.

 

Inmediatamente llamó a Miriam pensando que el trabajo que habían encontrado era el que hasta aquella mañana tenían Oswaldo y ella en Transportes Butragueño, pero la bella comercial le informó de que en realidad era como comerciales en reuniones tupper sex para Fresa y Menta Distribuciones, la empresa de Melchor Cerrudo. El jefe de ventas les había llamado a primera hora de la tarde pero como ya le habían dicho que sí a Cerrudo y las condiciones eran mejores, habían rechazado la oferta de readmisión. Pedro Pablo sintió una punzada de pena, pero su corazón generoso se alegró de que hubiera conseguido un trabajo mejor aunque fuera lejos de él.

 

Al final la cosa quedaba en que a las nueve Pedro Pablo y Miriam quedaban para una cena ellos dos solos en casa de Miriam. Después de un día difícil parecía que por fin las cosas comenzaban a arreglarse. Pedro Pablo se fue a casa más contento que unas castañuelas.

 

Para variar, aquella tarde encontró sitio en su barrio a la primera, justo un par de plazas por detrás del Peugeot de color oscuro de los hombres del inspector Cantero.

 

Ya en casa, Pedro se afeitó la poblada barba que comenzaba a oscurecer su rostro, una herencia sin duda de su antepasado Jaime el Barbudo, el legendario bandolero. Se duchó y se aplicó en sus partes pudendas un producto a base de feromonas masculinas de ocelote que había comprado por Internet a Fresa y Menta distribuciones. Tras constatar que la entrepierna le olía a gato muerto, se duchó de nuevo, esta vez con jabón Lagarto. Especial atención prestó a su higiene bucal. Tras el cepillado, se paso la seda concienzudamente por los espacios interdentales. Es bien sabido que la lengua es un órgano habitualmente plagadito de bacterias y otros microorganismos indeseables y esa noche Pedro Pablo la pensaba utilizar de lo lindo, por lo que se la cepilló con Perborato Dental del Doctor Jiménez. Remató la faena con unas gárgaras de colutorio y unas gotas de su fragancia favorita, Eau de Gorilé, un toque floral pero muy masculino.

 

Vestido con ropas frescas de lino, el comercial se dirigió al encuentro de su amada. Miriam había estado cocinando toda la tarde. Un pollo con ciruelas pasas, aromatizado con especias y un chorro de brandy, se asaba en el horno llenando el piso con su delicioso aroma. La comercial llevaba un corto vestido de tirantes y debajo del mismo sólo unas delicadas braguitas de encaje como pudo apreciar Pedro Pablo, que andaba más caliente que el pollo del horno.

 

La opípara cena dio paso a la conversación íntima con una copa de vino en la mano.

 

-¿Por qué te fuiste el otro día? Lo pasamos fenomenal por los bares de las Vistillas ¿Es que no estabas cómodo?-

 

-La verdad es que pensé que entre tú y Alfredo había algo y sinceramente viéndole a él y viéndome a mí…-

 

-Alfredo solamente es un amigo. Sí es verdad, está muy bueno, pero tú eres un hombre tremendamente varonil… con esos pelos entrecanos que te nacen en la espalda algo encorvada, esa barriguita prominente o ese principio de alopecia que me vuelve loca. No debería seguir pegándole al morapio o voy a acabar perdiendo los papeles como el otro día…- Dijo Miriam acercando su rostro al de Pedro Pablo, mientras en el equipo de música sonaba el tema central de la película Oficial y Caballero “Up where we belong”

 

Quién sabe lo que trae el mañana

En un mundo en el que pocos corazones sobreviven.

Todo lo que sé, es cómo me siento

Sé que es real y rezo una oración…

 

Ambos agentes comerciales se fundieron en un húmedo beso, primero en el sofá y luego en todas las superficies tanto horizontales como verticales que fueron encontrando camino del antaño mancillado lecho conyugal de Miriam y que aquella noche se transformaba en la nave que conducía sus cuerpos sudorosos a una tierra prometida de vida y de dicha.

 

Con los testículos vacíos y el riego sanguíneo bombeado desde un corazón al que le habían nacido alas volviendo a circular por el cerebro, Pedro Pablo que curraba al día siguiente y no tenía allí ninguna de las cosas imprescindibles para un correcto descanso como: Su antifaz, su pijama de hilo o su almohada de látex natural, se despidió de una Miriam algo desilusionada con un beso cariñoso y la promesa de que al día siguiente los primeros rayos del Astro Rey les iluminarían juntos en el lecho.

 

Pedro Pablo caminaba por las calles vacías en dirección al coche. Si se espabilaba todavía dormía unas buenas cuatro horitas, luego una siestecita en el Audi a medio día… suficiente para al día siguiente volver a darlo todo en sus obligaciones, tanto laborales como en las sexuales recientemente adquiridas.

 

Abrió la puerta del coche. Puso las llaves en el contacto y cuando se iba a abrochar el cinturón, sintió cómo unas fuertes manos aferraban su cabeza contra el asiento. Luego un pinchazo en el cuello y unos instantes después, el negro vacío de la inconsciencia.

 

Despertó con un regusto amargo en la boca. Aunque estaba oscuro, el lugar donde se encontraba tenía algo que le resultaba vagamente familiar. Extendió la mano hasta donde intuía que había un interruptor de la luz y lo pulsó. Aún estaba bajo los efectos de algún fuerte narcótico y sus ojos no se habían acostumbrado a la luz. Poco a poco se fue ubicando. Estaba en el dormitorio principal del chalet que hasta su separación había compartido con Úrsula. Estaba sentado en la cama y con la pistola de su padre sobre el regazo. Miró el arma sin comprender muy bien cómo ambos habían llegado hasta allí. Luego se incorporó y dio unos pasos tambaleantes hacia la puerta. En su camino tropezó con un objeto redondeado que rodó un trecho. Cuando Pedro Pablo bajó su vista para ver con qué se había tropezado, observó horrorizado el rostro bovino de su ex que le miraba sin expresión ¡Alguien había separado la cabeza del cuerpo de Ursulita, el cual yacía unos metros más allá en un gran charco de sangre!

 

Ahora sí que estaba metido en un lío de verdad. Alguien le había tendido una trampa… y no iba a tardar en venir a cobrar su presa. Respiró hondo y trato de aclarar su mente. Tenía la ropa toda manchada de sangre. Buscó en el armario y encontró un chándal del Real Madrid sin estrenar que le había regalado Úrsula poco antes de su separación. Se quitó las ropas manchadas y se lo puso. No le quedaba bien con los zapatos, pero ese era ahora el menor de sus problemas. Cogió la pistola y se encaminó escaleras abajo.

 

En la planta baja del chalet lo que vio confirmó todos sus temores. Florin y Dimitri estaban muertos cada uno con un tiro en la cabeza y Denisa… ¡Lo de Denisa superaba cualquier aberración que Pedro Pablo hubiera imaginado para la asistenta! Estaba tumbada sobre la mesa de la cocina. Restos de sangre y masa encefálica chorreaban por el televisor, el cual estaba emitiendo imágenes de gente tonificada muscularmente usando un novedoso aparato para hacer abdominales, que se podía adquirir por tan solo 69 € más gastos de envío. Denisa tenía los ojos abiertos como platos. Junto a su mano un pitillo se había consumido sobre la mesa, dejando un cerco de quemado y nicotina. Su asesino le había bajado los pantalones y le había introducido por el ano un botellín de Mahou. Pedro Pablo sobrecogido, deseó fervientemente a pesar de las diferencias que había tenido en vida con la difunta, que la violación anal se hubiera producido post mortem para que la asistenta rumana se hubiera ahorrado toda esa humillación y sufrimiento antes de dejar este mundo.

 

El ruido de una sirena de policía se iba haciendo cada vez más cercano. La trampa se cerraba sobe el comercial. Pedro Pablo abrió la puerta de la cocina que daba al patio trasero del chalet. Solamente le separaba el chalet del vecino de la inmensidad oscura del campo hasta las lejanas luces de la ciudad.

 

Pedro Pablo saltó la valla de su antiguo chalet. Ya en el patio del vecino, cuando se disponía a dar el salto hacia el descampado, oyó un gruñido a su espalda. Al volverse vio un perro pequeño, de esos que parecen un zorrito, un perrito como el que lleva Paris Hilton en el bolso. El comercial, aliviado por el diminuto tamaño del perro, siguió a lo suyo ignorando al can que cada vez gruñía más cabreado. Ya estaba a punto de brincar cuando sintió un dolor agudo en la pantorrilla. El jodío chucho le estaba mordiendo la pierna. Le sacudió una patada, pero volvió a arremeter contra él aún más enfurecido si cabe. Lo que tenía de pequeño lo tenía de cabrón. Las sirenas de la policía sonaban cada vez más cerca y una luz se encendió en la segunda planta del chalet. La situación se volvía desesperada por momentos. Pedro Pablo tuvo que optar por una solución extrema. Sacó la pistola y apuntó con ella al perrito. Una llamarada salió por la bocacha del arma. El impacto levantó una nube de tierra junto a la agresiva mascota la cual retrocedió unos pasos atrás. Luego, tras un instante de incertidumbre en el que el comercial siguió encañonándole con el arma, el perrito salió corriendo como una exhalación hacia su caseta, donde se metió y no volvió a salir. Justo cuando un coche patrulla llegaba a la puerta de su antiguo chalet, Pedro Pablo saltó la valla y se perdió en la noche del extrarradio. 
 
 
Dr Miriquituli.
 
 

 

 

 

 

 

 

miércoles, 23 de octubre de 2013

12 DE OCTUBRE DÍA DE LA HISPANIDAD-DÍA DEL RENCOR


Hace ya unos añitos, cuando me casé, mi mujer y yo decidimos irnos de viaje de novios a México, concretamente a Cancún en la península del Yucatán, un sitio precioso que les recomiendo fervientemente. Buscando información sobre el destino que habíamos elegido, fui a la oficina de turismo que el país azteca tiene en Madrid. Me dieron varios folletos entre los que había uno con información general. Cito de memoria una frase que me llamó poderosamente la atención del susodicho folleto “México es un país, actualmente en vías de desarrollo. Las causas de nuestro atraso histórico son consecuencia de haber sido colonizados en el siglo XVI por España, la nación más atrasada de Europa, cuyos colonos destruyeron las ricas civilizaciones indígenas que entonces existían”  Esto así… ¡A calzón quitao! EN LA OFICINA  DE TURISMO DE MÉXICO DE MADRID.

 

En general tengo que decir que durante el viaje no me sentí incomodo ¡Faltaría más! Después de la pasta que me costó. Pero con todo el que hablé, la idea que subyacía sobre España “la madre patria” (Como la llamaban cuando querían sacarte algo, o sea casi siempre) es que los conquistadores habían venido a “llevarse la plata y a cogerse a las indias”

 

Los conquistadores españoles, como todos los conquistadores que en la historia han sido, conquistaron una tierra para quedarse con lo que les salió de los cojones, pero no fueron ni más malos ni más buenos que los anteriores ni que los que les precedieron. El genocidio de ciertos pueblos indígenas a causa principalmente de enfermedades venidas del viejo mundo y en menor medida por el trabajo en condiciones de esclavitud que los primeros colonos impusieron a los indios, es una realidad innegable, pero de ahí a ser los exclusivos culpables de los males que actualmente aquejan a América Latina…

 

El ser humano como especie es intrínsecamente malo, aquí y allá. Por eso hablar de una superioridad moral de unos pueblos o unas civilizaciones sobre otras es una falacia.

 

La Península Ibérica fue conquistada y colonizada desde la antigüedad y a nadie se le ocurre tratar a los cartagineses, los romanos o los árabes de asesinos  genocidas, cuando en muchos casos también lo fueron. A Octavio Augusto se le recuerda por haber dado su nombre a un mes del calendario y a Marco Agripa, su lugarteniente, por el bello panteón que en Roma lleva su nombre. A ninguno de los dos se les recuerda por haber masacrado a los cántabros y los astures, sometiendo después a la esclavitud a los pocos que sobrevivieron a la matanza. Pero que quieren que les diga… Spain is diferent. Nuestros peores enemigos siempre hemos sido nosotros mismos. Siguiendo con el Imperio Romano, cuando Roma finalmente se puso a la faena de conquistar Numancia, el símbolo de la resistencia hispana al imperialismo romano, rodeó la ciudad con cincuenta mil hombres de los cuales sólo cinco mil eran romanos. Adivina adivinanza ¿De donde eran los otros cuarenta y cinco mil? Pues si acertaron, eran hispanos. Roma no era la principal potencia militar de su época, lo era de largo la Península Ibérica. Éramos la primera potencia mundial en joder al prójimo, pero como casi siempre equivocábamos los objetivos, cosa que los inteligentes romanos supieron aprovechar para con tropas hispanas hacerse con un enorme imperio colonial.

 

Para entender el porque de la expansión hispano-portuguesa de los siglos XV y XVI hay que conocer los antecedentes: La reconquista cristiana dio lugar al nacimiento de estados militarizados que al agotar sus objetivos peninsulares, buscaron nuevas tierras que conquistar en el exterior. La propiedad de la tierra estaba en manos de unos pocos y los privilegios de asociaciones como la Mesta castellana, a la que se concedieron derechos de pasto preferentes sobre numerosas tierras cultivables, dejaban nutridos contingentes de campesinos sin tierra dispuestos a emigrar en busca de unas mejores condiciones de vida. A la postre, la emigración de  todas estas personas y la consiguiente despoblación de amplias zonas, sobre todo de las dos mesetas, fue una pesada losa para el desarrollo económico de España en los siglos posteriores.

 

En Centro América y América del Sur, el componente étnico predominante es el mestizo. Los que reniegan de su pasado español simplemente están renegando de los que, malos o buenos fueron una parte de sus antepasados. Menos coherente aún es la postura de algunos sudamericanos de los países del Cono Sur, descendientes casi exclusivamente de europeos y que hablan pestes de sus antepasados hispanos. Los mismos descendientes de aquellos criollos que en el siglo XIX, bastantes años después de su independencia, se pasaron por la piedra a los últimos indios que les quedaban, en un movimiento colonizador equiparable y contemporáneo al exterminio de los indios norteamericanos por los Estados Unidos tras su guerra civil.

 

La colonización de América Latina se hizo con los recursos del reino Castilla, el más poblado y rico de entonces. Ese “castellanocentrismo” es uno de los motivos por los que una parte de los españoles actuales no consideran el descubrimiento como una empresa común. A este rechazo “territorial”, en los últimos tiempos hay que sumar un rechazo ideológico por parte de un sector de la izquierda al que todo lo que le suene al viejo slogan franquista de “Una Grande y Libre” le produce salpullido. Es verdad que el nacionalismo español más rancio, incorporaba o incorpora, el imperio español como concepto central de su ideario, pero su imperio es un imperio en blanco y negro, un imperio de cartón piedra que nunca analizó causas y consecuencias y que tan solo pone el foco en las gestas, contando la historia, como si de un cómic color sepia del Guerrero del Antifaz se tratase. Lo que no tiene en cuenta esa izquierda exquisita que se la coge con papel de fumar, es el mutuo enriquecimiento que la unión de dos civilizaciones milenarias supuso, tanto para España como para Latinoamérica. Somos lo que somos aunque algunos traten de repudiar el pasado, tomando en consideración solamente los hechos negativos del mismo.  

 

Por último, uno de los motivos claves del desencuentro, fue la desastrosa descolonización del Nuevo Mundo. Es difícil hacer algo tan mal. Tras la invasión napoleónica, a uno de los peores reyes de España le sucedió Fernando VII, un rey peor aún que su padre. Las Cortes de Cádiz durante el asedio de la ciudad se hicieron eco de lo que hombres juiciosos como los marinos Malaspina y José de Bustamante habían visto de primera mano en su célebre viaje científico y que no era otra cosa que el profundo descontento hacia las autoridades coloniales expresado por los criollos, una clase en auge que una vez tras otra se veía excluida de los cargos principales del gobierno colonial por las autoridades de la metrópoli. La Constitución de Cádiz de 1812, la que nada más llegar Fernando VII al trono derogó, otorgaba a las colonias una amplísima autonomía que hubiese desembocado en una independencia de todas las colonias de la Sudamérica española en conjunto. Esto hubiera sido mucho menos traumático y quizás, sólo quizás, las colonias desde México a la Tierra del Fuego hubieran permanecido unidas en unos Estados Unidos de Sudamérica capaces de hacer frente a la rapacidad de ingleses y franceses primero y de los norteamericanos más tarde.

 

No sirve de nada lamentarse de lo que pudo ser y no fue. Hemos de mirar al futuro con optimismo. Lentamente los países de la América Hispana van alcanzando cada vez mayores cotas de desarrollo y prosperidad. Muy pronto si no lo es ya, Estados Unidos será el mayor país hispano del mundo. La minoría más numerosa en el país más poderoso del mundo es la hispana, con una influencia aún pequeña pero que va en aumento. Es posible que lo que en el pasado no consiguieron las guerras y la política, en el presente llegue a conseguirlo la demografía.

 

En cuanto a España… deberíamos de saber en que sitio estamos. Probablemente ha llegado el momento de que las antiguas colonias sean ahora la metrópoli. Pero sobre todo, para que no nos pase como les ocurrió en el pasado a los sudamericanos, DEBEMOS DE PERMANECER UNIDOS, de la manera que sea, al precio que sea u otros vendrán de fuera (Ya lo están haciendo ante la impasibilidad de unos gobernantes corruptos y cómplices)  y se llevaran todo lo que de valor nos quede, sumiéndonos en la pobreza.



Dr Miriquituli.

 

domingo, 6 de octubre de 2013

QUIEN ES QUIEN


Llevo menos de tres años opinando en este blog y en las llamadas redes sociales. Tengo cuentas, tanto en Facebook como en Twitter, las cuales considero un magnífico vehículo para la comunicación tanto con viejas amistades y con personas que comparten o difieren de mis puntos de vista sobre temas variados: deportes, política, sociedad, ecología, etc.

 

En mi candidez de principiante, al principio le daba al “me gusta” a paginas, sin indagar demasiado en los contenidos de las mismas. Parece que algunos gestores de dichas páginas, consideran los “me gusta” de los usuarios de redes sociales, vinculantes a las opiniones vertidas en dichas páginas sin aceptar críticas que se desvíen ni un milímetro de los “dogmas de fe” que allí se postulan.

 

Ya es largo mi desencuentro con la página de Facebook “República Española”. Tras publicar en su muro unos comentarios críticos con la línea de opinión de la misma, recibí varias respuestas de “usuarios”, los cuales me ponían verde y me trataban de “troll y de facha”. Finalmente, la página Republica Española, elimino todos mis comentarios y me bloqueó. Tengo que decir que aquello me sentó como a la zorra los perdigones. No me entraba en la cabeza, que alguien que se llama “Republica Española”, a mí que soy español y que desde mucho antes de esta tendencia relativamente nueva, a cuestionar la legitimidad de la monarquía española, ya me consideraba republicano, alguien pudiera bloquear mis opiniones al respecto.

 

Haciendo caso omiso de la lógica y de los consejos de personas cercanas que recomendaban pasar del tema, abrí nuevas cuentas en Facebook y seguí opinando en dicha página. Lo siento mucho, pero esto es algo personal. No estoy dispuesto a que ningún sinvergüenza, se apropie de lo que es patrimonio de todos para utilizarlo en su propio provecho, por eso escribo estas líneas en las que voy a dar algunas claves, que tal vez, para el lector que se intenta crear una opinión por si mismo leyendo, en lugar de ser un consumidor de opiniones enlatadas, arroje algo de luz sobre QUIEN ES QUIEN en todo este asunto del republicanismo español.

 

En su día ya publique varias entradas sobre este tema para el que quiera leerlas aquí os dejo los enlaces:

 


 


 


 

Según me enteré hace tiempo, por una disputa entre diferentes grupos republicanos, en concreto: República Española y Frente Popular Republicano (Existen otros muchos grupos que se disputan entre si la “legitimidad republicana”, es algo parecido a lo de la descojonante película de Monty Python “La vida de Brian” en la que varios grupos disidentes, se disputan el liderazgo en la lucha contra los romanos, Frente Judaico Popular, Frente del Pueblo Judaico, Frente Popular de Judea, etc) los gestores de Frente Popular Republicano, denominaban a la página Republica Española como “la página de Luis Egea”

 

Arañando un poco en Internet, he conocido algunas cosas sobre el tal Luis Egea. Se trata de un político que milita en las filas del PSOE de Miranda de Ebro (Milita o militaba, porque su deriva hacia la extrema izquierda, parece que en la actualidad le sitúa más cercano ideológicamente a IU que al PSOE) En la candidatura del PSOE a las municipales de Miranda, figuraba en el puesto número trece, lo cual ha supuesto que no ocupe plaza de concejal (Solamente hay nueve concejales del PSOE, el cual gobierna en el municipio burgalés en coalición con IU)

 

La mayoría de las entradas de Internet que se refieren a Luis Miguel Ejea Álvarez, lo hacen como presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Miranda de Ebro, una de las muchas organizaciones que surgieron tras la promulgación de la Ley de Memoria Histórica en el año 2006.

 

La Ley de Memoria Histórica nació envuelta en la polémica desde el principio. Para el PP reabría viejas heridas y no era otra cosa que una cortina de humo, que lanzaba el gobierno Zapatero, incapaz de dar respuestas a los problemas económicos de España. Para IU, ERC y otros, se quedaba corta, además no recogía una auténtica condena a los responsables de los crímenes cometidos durante la Guerra Civil y los cuarenta años de dictadura franquista.

 

En un principio, la ley contemplaba subvenciones a la exhumación e identificación científica de cuerpos de represaliados. Algunas estimaciones hablan de cientos de miles de víctimas ejecutadas y enterradas junto a las cunetas. No voy a entrar en una guerra de cifras, aunque me recuerdo los comentarios en la pagina del “compañero Egea” de un individuo que afirmaba sin que nadie le desmintiera, que Franco era junto con Pol Pot, el líder de los Jemeres Rojos de Camboya, al que se atribuyen un par de millones de muertes en un país de 6,5 millones, “el mayor genocida de todos los tiempos”. Me vienen a la memoria algunos asesinos en masa y entre ellos, en lo más alto del ranking algunos de “izquierdas”. En fin, un asesino es un asesino, ya mate a una persona como a 20 millones y Francisco Franco, lo era sin ninguna duda.

 

El caso es que a partir del 2008 se destinaron fondos  para “otras actividades” relacionadas con la Memoria Histórica como: Conferencias, exposiciones, documentales o monumentos en recuerdo de los represaliados. He encontrado información en la red, sobre el dinero destinado a estos fines en 2009, mas de 3.800.000 € en subvenciones, de los que al parecer en torno a un 28% se destinó a las exhumaciones y el resto a “otras actividades”

 

Sin buscar demasiado, he podido constatar algunas subvenciones concedidas entre 2008 y 2010 a la asociación de Luis Egea:

 

21000 €  el 20/12/2009.

45000 € también en 2009 entre varias asociaciones de las provincias de León, Burgos y Segovia.

21000 € en 2010.

 

Mención aparte merece la inauguración de un monumento en Miranda de Ebro en memoria de las victimas, un truñaco de dimensiones mamotréticas que al parecer costó unos 45000 pavos del ala. Os dejo una foto para que juzguéis por vosotros mismos

 

 

 
 
 
No es la intención de este bloguero hacer “periodismo de investigación” Ya existen medios de comunicación “serios” que tienen el tiempo y los recursos para dedicarse a esto. Solamente me gustaría señalar, que por las manos de esta asociación y de otras muchas, entre las que se encuentran partidos políticos y sindicatos, ha pasado una cantidad de pasta, para nada desdeñable, destinada en un principio a recuperar e identificar cadáveres de la represión franquista, con unos resultados francamente pobres.

 

Resumiendo, que tengo una más que fundada impresión, de que Luisito Ejea, el mismo que me bloquea en su página Republica Española, es uno más de los muchos que en este país, vive arrimando su sardina al ascua de la política. El típico “representante del pueblo” que no ha hecho otra cosa en su vida que pertenecer a un gran partido y no pegar un palo al agua. Es más, estoy seguro de que la pagina Republica Española y el equipo de community managers que la gestionan, junto al mencionado Luis Egea, lo estoy pagando del dinero de mis impuestos.

 

Luisito Luisito, has bloqueado al republicano equivocado. Has de saber que ya sea en este blog, o en otros, si consigues que me lo cierren, voy a seguir desenmascarando a los bribones como tú, que pretenden hacernos comulgar con ruedas de molino. Muy a tu pesar, más pronto que tarde, España dejara de ser una monarquía para ser una república y tu perderás tu lucrativa fuente de ingresos. Tal vez esto te venga hasta bien. Por último, sólo decirte que ya sea como Ramón Méndez o como Perico el de los Palotes, seguiré comentando en Republica Española, no por molestar, si no por que tengo todo el derecho del mundo de seguir haciéndolo. 

 

Firmado:

Ramón Méndez Alonso, un español republicano que a diario se levanta a las 6,30 para ir a trabajar.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

sábado, 28 de septiembre de 2013

USTED NO SABE CON QUIEN ESTA HABLANDO

 
Aquella mañana Pedro Pablo llegó como siempre al trabajo media hora antes. Se tomó su cafetito matutino en la máquina y luego se dirigió a la sala de juntas. Sobre la mesa había colocadas unas bandejas con los nombres de las distintas zonas del concurso de ventas de la víspera. El comercial dejó el contrato de Fresa y Menta en la bandeja “Madrid Sur-Getafe”

 

Desde la sala acristalada, vio pasar a Pascal Dupond el cual le saludó con la mano. Pedro Pablo esperaba que el gerente recordara la promesa del día anterior de pasarse por el departamento a felicitar a sus compañeros, si no Miriam y Oswaldo de Jesús podían verse en un aprieto con Fernández de los Ríos.

 

Poco a poco la sala se fue llenando, pero solamente la bandeja del equipo Madrid Sur tenía algo en su interior. Al final, tres de las cinco zonas en las que habían dividido la zona de ventas tenían contratos en sus bandejas.

 

Carlos Fernández de los Ríos llegó con cara de pocos amigos... la misma que traía todos los días. Sin ni tan siquiera saludar, cogió los contratos de una de las bandejas y los repasó en silencio. Hizo lo mismo con los de Torrejón de Ardoz-Alcalá de Henares, dejando para el final la zona de Pedro Pablo.

 

Finalmente cogió el contrato de Fresa y Menta Distribuciones de la bandeja Madrid Sur-Getafe. Lo estuvo mirando bastante rato, hasta que levantó la vista del papel.

 

-¿Qué es esto, Cogollo?- Dijo el jefe de ventas, sin cambiar el gesto adusto con el que había entrado en la sala de reuniones.

 

-No se Carlos… ¿Un contrato, con una empresa…?- Dijo el comercial, sin tratar de disimular ni un ápice la antipatía que sentía hacia Fernández de los Ríos.

 

-Creo que no te has enterado aún de los cambios que se han producido en esta empresa. Los Butragueño ya no están. Hay que ceñirse a las tarifas que nos han dado desde la dirección internacional y tú… ¡Ya no tienes ninguna capacidad de negociar precios! Cualquier cambio en la tarifa tiene que pasar por la dirección comercial y esta lo tiene que consultar con gerencia, Por lo tanto, este contrato no vale absolutamente para nada- Mientras decía esto, Carlos Fernández de los Ríos rompía las hojas del contrato y lo arrojaba a la papelera, con una sonrisa lobuna en su cara.

 

Miriam y Oswaldo de Jesús, asistían a la escena encogidos en sus asientos, presintiendo las funestas consecuencias que podía tener para ellos todo aquel asunto.

 

Pedro Pablo, sin perder en ningún momento la calma, le dijo al director comercial:

 

-Claro claro Carlitos… Pero es que como ayer no pudimos localizarte y el cliente “se nos escapaba vivo” opté como comercial más antiguo del grupo, por saltarme el procedimiento reglamentario y hablar directamente con gerencia.-

 

-¿Qué quieres decir? ¿Qué el Sr. Dupond ha visto este contrato?- Dijo Fernández de los Ríos, ya no tan seguro de si mismo como lo estaba instantes antes.

 

-Pregúntaselo tú mismo- Le dijo Pedro Pablo, que desde su sitio en la sala acristalada podía ver como el belga se dirigía hacia el departamento comercial.

 

 Pascal Dupond entró en la sala de juntas, al tiempo que los comerciales y Fernández de los Ríos se ponían de pie, tan rápido que parecía que hubieran tenido un resorte en sus asientos.

 

-Pog Favog, siéntense señogues. Solamente queguía felicitag a los comergsiales del equipo Madrid Sug, pog el excelente contrato de Fresa y Menta Distribuciones. Nos hemos infogrmado sobre ellos y son los lidegues eugopeos de su sectog ¡Muy bien hecho chicos!-

 

El gerente para España y Portugal se despidió del departamento y Fernández de los Ríos dio por terminada la reunión, mandando a todos los comerciales a la calle. Antes de irse, Pedro Pablo, saco de su portafolios un rollo de cinta adhesiva, que dejó delante del desinflado jefe de ventas.

 

El veterano comercial no se hacía demasiadas ilusiones, conocía a los tipos como Fernández de los Ríos y sabía que de una u otra manera trataría de vengarse de él. Luego se acordó de Miriam y de Oswaldo de Jesús y tuvo un mal presentimiento.

 

En el parking, Miriam, con la que no había tenido oportunidad de cruzar palabra en toda la mañana, le estaba esperando, algo demacrada, tras unas grandes gafas de sol. Ambos comerciales se montaron en el viejo Audi de Pedro Pablo y se marcharon a almorzar a un bar que estaba en la otra punta del polígono, en el que sin duda no se encontrarían con nadie de la empresa.

 

-Me siento un poco avergonzada por mi comportamiento de ayer… Hacía mucho que no salía con nadie y la verdad, me encontraba un poco insegura.-

 

-No te preocupes. Cuando quieras lo repetimos, pero bebemos cerveza sin alcohol los dos... ¿Te parece?-

 

Quedaron en llamarse de nuevo, el viernes por la tarde y luego se separaron para dirigirse cada uno a su respectiva zona de trabajo.

 

La  calurosa jornada transcurrió sin grandes penas ni alegrías. La cosa estaba floja y a las puertas del verano el personal estaba pensando más en las vacaciones que en incorporar nuevos proveedores a las empresas. Aún así, Pedro Pablo hizo algunas gestiones interesantes cara al futuro. Los comerciales son como los delanteros de fútbol, se les valora por los goles que meten, pero el sabía por experiencia que para marcar esos “goles” había que estar ahí un día tras otro realizando una labor pesada y rutinaria.

 

Cuando Pedro Pablo llegó a su barrio, la calle Bravo Murillo estaba colapsada por una protesta contra los parquímetros que la alcaldesa había hecho instalar en contra del criterio de los vecinos en un descarado intento de recaudar pasta para sufragar las deudas que las obras faraónicas que el anterior edil habían dejado en las arcas municipales.

 

Para no variar Don Ángel iba sosteniendo junto a otros jubilados del barrio, una pancarta con el eslogan “POLITICOS HIJOS DE PUTA ¡A ROBAR A SIERRA MORENA!”

 

En este caso parecía que la manifestación discurría por cauces pacíficos, por lo que espero a que esta pasase y luego se dirigió como cada tarde, a esa misión imposible que suponía encontrar aparcamiento. Lo primero que iba a hacer en cuanto tuviese vacaciones era iniciar los trámites para obtener una tarjeta de residente en el barrio y así poder aparcar libremente en las zonas de pago. Dada su precipitada salida del chalet que compartía con Úrsula, su anterior pareja, aun figuraba como residente en el mismo y para realizar cualquier gestión cara al ayuntamiento de Madrid, necesitaba empadronarse en la ciudad con su nuevo domicilio.       

 

Ya en su calle, observó como uno de los ocupantes del Peugeot que permanecía parado cerca de casa la noche anterior, estaba sentado en la terraza del bar el Orgullo de Valdepeñas, con un refresco medio vacío sobre la mesa y haciendo como que leía el Marca. La sospecha de Pedro Pablo de que les estaban vigilando, se iba haciendo cada vez más fuerte y además tenía bastante claro que su padre, su hijo o ambos sabían el porqué.

 

En casa, Pedro Pablo puso su emisora favorita de música clásica y encendió un palito de sándalo para contrarrestar el olor a fritanga, repollo y meados de gato que procedía de la escalera. Luego observó consternado que la camisa blanca que había llevado en su cita de la noche anterior, conservaba aún los restos de la vomitona de Miriam. La aclaró y la volvió a poner en agua con Blanco Nuclear ¡Nada como los productos de toda la vida para obtener unos resultados satisfactorios en la colada! Tras una duchita refrescante se puso las zapatillas y una cómoda chilaba de algodón que se había comprado en Marrakesh en sus últimas vacaciones, cuando aún estaba con Ursulita. Envuelto por la fresca tela y las notas del Adagio de Albinoni, el comercial estaba listo para preparar una cena ligera a la par que nutritiva.

 

Don Ángel llegó a casa y tras darle de pasada las buenas noches a su hijo, se fue a su cuarto a cambiarse. Cuando el mayor de los Cogollo salió, su hijo ya había puesto la mesa. Para cenar había unas verduritas salteadas ante las que Ángel Cogollo torció el gesto.

 

-Hijo, te he dicho que para mi no hagas cena. Yo me como un bocata o una racioncita en el bar de Paco, no hace falta que te molestes.-

 

-Mira papa, el medico te ha dicho que nada de grasa, nada de sal y que hay que tomarse la medicación todos los días. Por cierto, el lunes que viene te voy a acompañar a la médica a que te de un volante para el neurólogo. Estoy muy preocupado por las cosas que andas haciendo últimamente. Creo que tienes un problema de riego como el que tenía el abuelito Andrés.-

 

-¡UNOS COJONES! Yo estoy perfectamente. Eres mi hijo y puedes estar en esta casa todo el tiempo que necesites, pero ya está bien de tratarme como si fuera gilipollas- Dijo Ángel Cogollo, cada vez más enfadado.

 

-Por cierto ¿Tú sabes algo de la gente que nos está vigilando, desde el numerito de la manifestación del otro día?-

 

-¡Me parece que el que tiene manía persecutoria y necesita ir al neurólogo eres tú!- Dijo don Ángel, a gritos a la vez que le hacia un gesto con el dedo a su hijo para que se callase y le cogía del brazo para llevarlo hacia la puerta. 

 

Contra su voluntad, Pedro pablo siguió a su padre al descansillo de la escalera.

 

-Vamos a seguir cenando como si no pasase nada y luego en la calle te cuento todo. Creo que nos han puesto micrófonos en el piso- Dijo don Ángel con voz queda.

 

Algo en la mirada del anciano le decía a Pedro Pablo que la cosa iba en serio. Acabaron la cena en silencio y luego se bajaron a la calle con la excusa de tomar el fresco. Tras comprobar que el coche de la víspera también estaba allí aquella noche, decidieron dar una vuelta por el barrio para poder hablar a gusto.

 

-Papa, estoy muy asustado ¿En que follón andáis metidos Fernando y tú?-

 

-¿Recuerdas la manifestación de hace dos días “Asedia el Congreso”? –

 

-¡Como olvidarla papa!-

 

-Claro claro hijo, perdona a tu padre que ya es viejo y se le olvidan las cosas…-

 

Siguieron andando y observaron como el individuo que aquella tarde vigilaba desde el bar, les seguía a unos cincuenta metros. Dirigieron sus pasos a la Plaza de Castilla y cruzaron hasta el monumento que hay en el centro. El hombre que les seguía sólo pudo vigilarles a distancia, para no descubrirse.

 

-Como te he dicho muchas veces, tu hijo es un chaval muy capaz y buena gente, no el holgazán y el golfo que tú piensas que es. De hecho, es un pequeño genio informático, que podría ganarse la vida muy bien con sus conocimientos, pero como sabes, el dinero, al contrario que a la mayoría de las personas, no es una prioridad para él. Vive su vida como quiere y no hace daño a nadie. Es un ocupa, sí, pero él y sus compañeros han recuperado un espacio que llevaba más de veinte años vacío y me gustaría que vieses las cosas que hacen: Dan clases de un montón de cosas, proporcionan un espacio a todo tipo artistas y lo que es aún más importante, acogen a familias que a causa de la crisis se han visto en la calle.-

 

-Ya ya, todo eso está muy bien, pero no me parece un motivo suficiente, para sufrir esta persecución- Dijo Pedro Pablo, impacientándose por los rodeos que daba su padre antes de entrar en materia

 

-El caso es que desde hace tiempo, Fernando colabora junto a otros jackers, con un colectivo que internacionalmente investiga los chanchullos de los poderosos. El día de la manifestación, al parecer, pensaban hacer públicas una serie de informaciones que podían hacer tambalearse todo el sistema “democrático” español y europeo. Según me dijo mi nieto, lo de Barcenas, la Gurtel o los ERE de Andalucía no son más que la punta del iceberg de un saqueo generalizado a la ciudadanía por parte de unas personas concretas con nombres y apellidos, algunas de ellas compatriotas nuestras. Yo no se más del tema. Lo que si se es que ese mismo día, a Goyo, un amigo de Fernando, lo atropellaron en Atocha y el coche se dio a la fuga. Otros dos amigos de tu hijo que iban a venir a la manifestación, también han desaparecido sin dejar rastro y la herida en la frente del día de la manifestación no me la hice lanzándome contra los escudos como te dijo el hijoputa del inspector Cantero. Es el culatazo de un antidisturbios que había sacado su pistola para pegarle un tiro a Fernando, pero falló porque yo le mordí en el brazo.-

 

-¡Que ganas tenéis de meteros en líos!- Dijo el comercial, sin llegar a creerse del todo las palabras de su progenitor, pero con un punto de inquietud ante los hechos que venía presenciando los últimos días.

 

Finalmente, convencido por su hijo de que lo mejor sería poner tierra de por medio una temporadita, don Ángel, consintió en adelantar su marcha a San Gumersindo de la Polvorosa provincia de Zamora, el pueblo de donde era originaria la familia y tenían una casa en la que pasaban los veranos.

 

-En San Gumersindo, los Cogollo siempre nos hemos sabido defender. Aún recuerdo los sitios secretos de la Sierra de la Culebra que me enseñó mi abuelo, el último de una larga estirpe de bandoleros y contrabandistas descendientes de aquel Jaime Cogollo “el Barbudo”. Por si no lo sabes, “el Barbudo” era barquero de Moreruela y tuvo que echarse al monte, ya que mató en duelo al hijo del conde ante la afrenta que aquel cacique le había infringido, mancillando a la bella Mari Puri Ferrero Carro su enamorada.- Dijo don Ángel, elevando orgulloso su barbilla mal afeitada.

 

-Yo he oído otra versión.- Dijo Pedro Pablo -El Barbudo le robo las ovejas al conde y dijo que se las habían comido los lobos. Luego le pillaron con la tal Mari Puri, que era puta, gastándose los cuartos en una taberna cerca de la raya de Portugal. Además el hijo del conde, en realidad murió de un atracón de judías con liebre en aquella taberna y acusaron a nuestro antepasado y a la Mari Puri, de haberle envenenado, por lo que Jaime, hasta que se olvidase el asunto, se escondió en la sierra.-

 

-Sea como sea, los Cogollo tenemos la jara y el brezo de la sierra, en nuestro ADN y peñas arriba somos gente difícil de batir-

 

Pedro Pablo tuvo que reconocer que a su padre no le faltaba razón. Una de sus grandes pasiones era caminar por aquellas soledades serranas, cámara de fotos al cuello, escuchando solamente el viento moviendo la copa de los pinos.

 

Los dos hombres acordaron salir para el pueblo el sábado por la mañana. Pedro Pablo quedaría a la espera de que Fernando contactara con él, si es que aún estaba en Madrid y con lo que fuera ya tomarían una decisión sobre que hacer. Luego regresaron a casa, como si no pasase nada, seguidos a cierta distancia por el desconocido.

 

 La semana transcurrió sin noticias de Fernando ni de su novia Ariadna. Pedro Pablo estaba inquieto por la suerte que hubieran podido sufrir los dos jóvenes, pero la vigilancia policial seguía y eso significaba que aún no les habían podido coger.

 

El viernes por la tarde, Pedro Pablo, llegó pronto casa. Había quedado con Miriam y esa noche quería estar impresionante, pero alguien le estaba esperando en el portal.

 

-Buenas tardes Cogollo, como está usted-

 

-¡Hombre! Inspector Cantero ¡Cuanto bueno por aquí! ¿En que puedo ayudarle? La ha vuelto a liar mi padre… no me diga más. Voy a pedir cita con el neurólogo. La enfermedad va a peor, igual igual que el abuelito Andrés…-

 

-No, esta vez ha sido su hijo. No se si está usted al tanto, pero su hijo además de un antisistema violento, también es un ciberdelincuente y se ha apropiado de cierta información sensible que nos tiene que devolver ¿No sabrá usted donde se mete, verdad Pedro Pablo?-

 

-Pues no, no lo se, desde el día de la manifestación no se nada de Fernando - Dijo Pedro Pablo, manteniendo un tono educado pese a la irritación que le producían acusaciones que aquel individuo profería contra su hijo. –-Además inspector Cantero, como padre y también como ciudadano que paga unos impuestos, impuestos de los que por cierto sale su sueldo… Me gustaría saber, cual es esa “información sensible” que mi hijo, según afirma usted ha sustraído y a quien afecta la misma.-

 

-¡Vaya! Sr Cogollo, le creía a usted inteligente y abierto a colaborar… más con unos antecedentes de maltratador doméstico como los suyos ¿Usted no sabe con quien está hablando, verdad? ¿Sabía que la palabra de un policía tiene valor de prueba ante un juez y que según que juez le podría mandar a la cárcel sin pensárselo dos veces si yo le acuso de andar acosando a su ex? Píenselo Pedro Pablo, busque a su hijo, desvuélvanos esa  información y aquí no ha pasado nada…- Dijo el madero, con una sonrisilla venenosa aleteando en sus finos labios.

 

Pedro Pablo Cogollo, un hombre que normalmente no se dejaba arredrar por las amenazas de ningún miserable, consideró más inteligente en ese momento, mantener la boca cerrada. Así que, puso su mejor sonrisa comercial y superando la ira que ardía en su interior y una cierta flojera de piernas, contestó al policía de la siguiente manera:

 

-No se preocupe inspector Cantero, en cuanto que sepa algo le llamo.-

 

Luego subió los escalones de tres en tres mascando en silencio la rabia que sentía por haberse tenido que contener y no pegarle cuatro guantazos a aquel tipejo. Por que aunque su hijo fuese un golfo y un tarambana, era su hijo y era un Cogollo y los Cogollo no eran gente que dejase tirada a uno de los suyos.

 

Pedro Pablo entró en el piso como un huracán. Masculló un saludo y se encerró en su habitación con la excusa de “ponerse cómodo”. Don Ángel estaba viendo un programa de televisión en el que unos tipos fornidos, a bordo de embarcaciones fuera borda, masacraban unos pobres caimanes, que nadaban tranquilamente en su pantano y apenas volvió la cabeza para responder a su hijo.

 

Ya en su habitación, el comercial encendió uno de esos palitos de sándalo de los que tanto le gustaban y puso en su ipad el Minueto de Pier Luigi Bocherini en versión chill out. En lugar de relajarse, el palito y la música acabaron de ponerle de mala hostia del todo. Se duchó y se vistió con unos vaqueros y un polo Ralph Lauren de color oscuro, tras observar que la camisa de su anterior cita con Miriam, estaba arruinada para siempre. Sin afeitarse y con un cierto aire de rufián Pedro Pablo salió de casa a grandes zancadas. Se despidió de Don Ángel, que estaba viendo un programa, en el que unos norteamericanos blancos adornados con mucho oro, regentaban una casa de empeños y trataban como basura a los negros pobres que allí acudían en busca de un poco de dinero a cambio de sus míseras pertenencias. El decano de los Cogollo emitió un gruñido por toda respuesta ante la despedida de su hijo.

 

Esta vez Pedro Pablo se llevó el coche, ya que daba por hecho que iba a terminar la noche en el piso de Miriam.

 

Llegó a la Gran Vía y se tiró casi una hora para aparcar. Si algo odiaba en el mundo Pedro Pablo, era llegar tarde a cualquier cita. Así de un humor de perros, el comercial se dirigió a la plaza de Callao, a la boca del metro donde había quedado con Miriam.

 

Sudoroso y jadeante vio a Miriam observando su reloj al otro lado de la calle.

 

-Uf uf… Buenas tardes. Disculpa el retraso. He venido en coche y me ha costado un triunfo aparcar. Da igual que sea verano o invierno ¡Este Madrid es un asco!-

 

-Vale, no te preocupes, vamos a darnos prisa que he quedado con unos amigos en Ópera ¿No te importa, verdad?-

 

Una luz de alarma se encendió en el cerebro de Pedro Pablo. “Amigos”, el comercial veía alejarse sus expectativas de follar aquella noche.

 

Llegaron a un bar con aspecto de mesón para guiris, llamado la Rebotica que tenía una terraza con sombrillas y un sistema de pulverizadores de agua de esos que “refrescan” el ambiente. Pedro Pablo, hombre acostumbrado a los extremos climáticos de la meseta, llevaba bien el calor y no necesitaba hidratación externa de ningún tipo.

 

Un par de tías bastante feas y viejas y tres tíos formaban el grupo con el que Miriam se había dado cita. Dos de los hombres le parecieron inofensivos. Uno era claramente gay y el otro, un gordito calvo, con una higiene personal manifiestamente mejorable como pudo constatar la sensible nariz de Pedro Pablo. Pero el tercer miembro masculino… Aquello era otro cantar ¡Menudo ejemplar! Alto y musculoso, con una hermosa mata de pelo rubia, dos grandes ojos azules de mirada dulce y una bella y blanca sonrisa como de anuncio de pasta de dientes. Era un hombre bello y a la vez varonil. Además, como pudo comprobar, era muy simpático e ingenioso  y mantenía con elegancia cualquier conversación.

 

Alfredo, que así es como se llamaba el guaperas, le ponía ojitos a Miriam y esta, que como había podido comprobar de primera mano la semana anterior, no era de piedra, tampoco permanecía ajena a los encantos del rubiales.

 

Los pulverizadores de los cojones, ablandaban el pan y le daban a las patatas de la tabla de salsas, una consistencia como de chicle chupado al que le ha dado el sol. Además la cerveza estaba calentorra y tirada con poco gas. Pedro Pablo aguantó estoicamente entre Miriam, que todo el rato estaba vuelta hacia el bello Alfredo y el gordo que además de guarro, fumaba un pitillo detrás de otro. Finalmente llegó la hora de pagar. Tras abonar la cuenta a escote, propusieron ir a tomar una copa a un local de las Vistillas, pero Pedro Pablo se despidió del grupo alegando que al día siguiente se tenía que ir de viaje, lo que por otra parte, era verdad.

 

Al despedirse de los comensales de aquella inesperada cena, Pedro Pablo pudo ver en los ojos de Miriam un cierto reflejo de desilusión y también una súplica. No es que él no fuese un hombre capaz de entregarse a una relación amorosa en cuerpo y alma, pero su último desastre sentimental estaba aún muy reciente y no quería lanzarse a la piscina sin tener claro que había agua. Además, aunque no era de los que se rajan ante las dificultades, su desventaja ante un sujeto tan impresionante como el tal Alfredo era evidente. Era más joven, más alto, más guapo y por lo que le había oído durante la velada, al parecer tenia un negocio de importación-exportación que marchaba viento en popa, vamos ¡Un auténtico triunfador! No como él, que rondando el medio siglo, estaba solo y tenía que vivir en casa de su padre.

 

Tal vez el bálsamo del tiempo, restañaría las heridas de su alma y algún día el pájaro enjaulado que era su corazón podría volar libre de nuevo.

 

En estos pensamientos cursis andaba Pedro Pablo camino del coche, cuando pudo ver parado en la esquina donde había aparcado, un camión de la basura que estaba recogiendo los cubos de la calle. Un chirrido metálico de roce de chapa con chapa le hizo salir de su ensoñación. El camión de la basura al girar, le había endiñado un golpe al intermitente delantero destrozándolo. El comercial corrió detrás de los basureros pero estos enfilaron una calle más ancha, aceleraron y ante la imposibilidad de alcanzarlos, tuvo que desistir de su persecución. Al mes siguiente tenía que pasar la ITV y además lo tenía asegurado a terceros, por lo que cualquier daño sin contrario, lo tenía que pagar de su bolsillo.

 

Ya en casa Pedro Pablo se fue a la cama abatido y desazonado por como se habían desarrollado los acontecimientos del día. Antes de acostarse vio que tenía correo electrónico sin abrir. Ya lo vería al día siguiente, seguro que con la suerte que tenía se trataba de malas noticias.

 

Pedro Pablo durmió toda la noche del tirón. Madrugó y tomó un desayuno a base de fruta. Luego bajo a la calle y comprobó los daños en el Audi. Casi no tenía dañada la chapa, pero el plástico del intermitente  ya no tenía arreglo. Condujo hasta un polígono industrial que hay en San Martín de la Vega, donde la mayoría de las empresas son chatarrerías y desguaces de coches. En Desguaces el Baturro, “Especialistas en Mercedes, Audi y BMW”, el comercial encontró un juego completo de intermitentes que valían para su Audi 100 un modelo que ya no se fabricaba desde hacía más de una década y que tan solo le costaron, veinte euros.

 

Con el intermitente arreglado, Pedro Pablo volvió a casa y encontró a su padre desayunándose un tazón de café con leche con galletas María. Juntos hicieron las maletas con las cosas que don Ángel podía necesitar para pasar el verano en el pueblo y partieron seguidos en todo momento por el Peugeot que desde hacía días estaba estacionado en su calle. 

 

Al atravesar la sierra de Madrid por el túnel del Guadarrama, se abre inmensa, la llanura de la vieja Castilla. Una tierra austera, casi desolada. Sobre lejanos oteros apenas quedan en píe cuatro piedras de los castillos que en un pasado guerrero y feroz dieron nombre a esta tierra. En las ciudades que jalonan la autovía, esplendidas construcciones hablan de riqueza pasada, inmensos rebaños, tratados y antiguas guerras.

 

Llegando a Benavente se cruza el río Esla, por primera vez en el viaje por un puente de piedra. En el puente, la Junta de Castilla-León ha puesto en un robusto caballero de piedra que mira a la llanura con la lanza apoyada en el hombro. Sin duda los antiguos castellanos debieron se así: Hombres algo toscos, agricultores, ganaderos o guerreros según el ritmo de las estaciones. Pocos kilómetros después, desde lo alto de una cuesta, se ven las primeras estribaciones de una serie de serranías bajas, que terminan en el macizo Galaico-Leonés. En este punto Pedro Pablo detuvo el coche y ambos Cogollo se apearon del mismo para observar las suaves ondulaciones de la Sierra de la Culebra, que azuladas, se perfilaban en el horizonte.

 

Antes de llegar al pueblo hay que volver a cruzar la cinta de plata del Esla, encajonada entre profundas gargantas. San Gumersindo de la Polvorosa, se encuentra en el pie de monte de la Sierra de la Culebra, en un valle excavado por un arrollo, seco en verano pero con agua en invierno y que va a morir en el río. Un pueblo de apenas doscientas casas en el que se encuentran mezcladas construcciones antiguas, con modernas sin ningún tipo de criterio.

 

En contraste con el anonimato de la ciudad, en el pueblo todo el mundo conocía a los cogollo, incluso muchos habitantes del pueblo estaban emparentados con ellos. Pedro Pablo pasó el fin de semana entre saludos y visitas “imprescindibles”.

 

De vuelta en Madrid el domingo por la noche, Pedro Pablo echo un vistazo al móvil al que no había hecho ni caso en todo el fin de semana, entre otras cosas, por que en San Gumersindo no hay cobertura. Vio que tenía varias llamadas y mensajes de Miriam. Decidió que lo mejor sería hablar con ella al día siguiente y poner las cartas boca arriba. También tenía varios correos, la mayoría sin importancia, pero uno de ellos le llamó especialmente la atención. Se trataba de una oferta para recibir cursos de yoga capaces de mejorar, desde tus relaciones laborales, hasta tus orgasmos y que impartía un santón hindú de nombre Miriquituli Potinga Potángala. A Pedro Pablo se le encendió una lucecita en la cabeza. Aquel era el nombre de un juego de palmitas que su madre le había enseñado de niño y que a su vez él le había enseñado a Fernando.

 

Pincho el enlace y accedió a la web del yogui Miriquituli Potinga Potángala. El rostro de su hijo apareció en la pantalla y un texto fue surgiendo sobre el fondo de la cara del menor de los Cogollo.

 

Hola papa:

 

Si estás viendo este video. Es que estoy en problemas y necesito tu ayuda. Siento haberte metido a ti y al abuelo en este lío, pero se que sois buenas personas y que la gente os importa.

 

Necesito que vayas a la siguiente dirección:

 

PRODUCTOS QUÍMICOS VIUDA DE CORROCHANO E HIJOS CB.

Avda. Real de Pinto 17

28053 MADRID

 

 Es una empresa que cae por tu zona habitual de trabajo, pregunta por el encargado y dile “Parece que hoy hace todavía más calor que ayer” El te contestará “Lo peor está aún por venir”. Allí te entregaran algo y te darán instrucciones sobre que hacer con ello.

 

Han tratado de hackear tu ordenador, pero yo me he adelantado hace bastante tiempo y filtro la información que los que nos espían reciben. Espero que puedas perdonarme esa pequeña intromisión en tu intimidad, bastante aburrida por cierto.

 

Os quiero a ti y al abuelo y no voy a permitir que nada malo os pase. Mama no tiene ni idea de nada y así debe de seguir. Necesito que confíes en mí a pesar de que hasta ahora no lo has hecho mucho…Ariadna me apoya en lo que estoy haciendo, al igual que otros amigos comprometidos con nuestra causa.

 

Por favor, entiendeló, no intentes ponerte en contacto conmigo, pondrías a mucha gente en peligro y facilitarías que unos importantes malhechores, se saliesen con la suya. Cuando necesite decirte algo, te mandaré de nuevo este correo.

 

Te quiere tu hijo Fernando.