sábado, 28 de septiembre de 2013

USTED NO SABE CON QUIEN ESTA HABLANDO

 
Aquella mañana Pedro Pablo llegó como siempre al trabajo media hora antes. Se tomó su cafetito matutino en la máquina y luego se dirigió a la sala de juntas. Sobre la mesa había colocadas unas bandejas con los nombres de las distintas zonas del concurso de ventas de la víspera. El comercial dejó el contrato de Fresa y Menta en la bandeja “Madrid Sur-Getafe”

 

Desde la sala acristalada, vio pasar a Pascal Dupond el cual le saludó con la mano. Pedro Pablo esperaba que el gerente recordara la promesa del día anterior de pasarse por el departamento a felicitar a sus compañeros, si no Miriam y Oswaldo de Jesús podían verse en un aprieto con Fernández de los Ríos.

 

Poco a poco la sala se fue llenando, pero solamente la bandeja del equipo Madrid Sur tenía algo en su interior. Al final, tres de las cinco zonas en las que habían dividido la zona de ventas tenían contratos en sus bandejas.

 

Carlos Fernández de los Ríos llegó con cara de pocos amigos... la misma que traía todos los días. Sin ni tan siquiera saludar, cogió los contratos de una de las bandejas y los repasó en silencio. Hizo lo mismo con los de Torrejón de Ardoz-Alcalá de Henares, dejando para el final la zona de Pedro Pablo.

 

Finalmente cogió el contrato de Fresa y Menta Distribuciones de la bandeja Madrid Sur-Getafe. Lo estuvo mirando bastante rato, hasta que levantó la vista del papel.

 

-¿Qué es esto, Cogollo?- Dijo el jefe de ventas, sin cambiar el gesto adusto con el que había entrado en la sala de reuniones.

 

-No se Carlos… ¿Un contrato, con una empresa…?- Dijo el comercial, sin tratar de disimular ni un ápice la antipatía que sentía hacia Fernández de los Ríos.

 

-Creo que no te has enterado aún de los cambios que se han producido en esta empresa. Los Butragueño ya no están. Hay que ceñirse a las tarifas que nos han dado desde la dirección internacional y tú… ¡Ya no tienes ninguna capacidad de negociar precios! Cualquier cambio en la tarifa tiene que pasar por la dirección comercial y esta lo tiene que consultar con gerencia, Por lo tanto, este contrato no vale absolutamente para nada- Mientras decía esto, Carlos Fernández de los Ríos rompía las hojas del contrato y lo arrojaba a la papelera, con una sonrisa lobuna en su cara.

 

Miriam y Oswaldo de Jesús, asistían a la escena encogidos en sus asientos, presintiendo las funestas consecuencias que podía tener para ellos todo aquel asunto.

 

Pedro Pablo, sin perder en ningún momento la calma, le dijo al director comercial:

 

-Claro claro Carlitos… Pero es que como ayer no pudimos localizarte y el cliente “se nos escapaba vivo” opté como comercial más antiguo del grupo, por saltarme el procedimiento reglamentario y hablar directamente con gerencia.-

 

-¿Qué quieres decir? ¿Qué el Sr. Dupond ha visto este contrato?- Dijo Fernández de los Ríos, ya no tan seguro de si mismo como lo estaba instantes antes.

 

-Pregúntaselo tú mismo- Le dijo Pedro Pablo, que desde su sitio en la sala acristalada podía ver como el belga se dirigía hacia el departamento comercial.

 

 Pascal Dupond entró en la sala de juntas, al tiempo que los comerciales y Fernández de los Ríos se ponían de pie, tan rápido que parecía que hubieran tenido un resorte en sus asientos.

 

-Pog Favog, siéntense señogues. Solamente queguía felicitag a los comergsiales del equipo Madrid Sug, pog el excelente contrato de Fresa y Menta Distribuciones. Nos hemos infogrmado sobre ellos y son los lidegues eugopeos de su sectog ¡Muy bien hecho chicos!-

 

El gerente para España y Portugal se despidió del departamento y Fernández de los Ríos dio por terminada la reunión, mandando a todos los comerciales a la calle. Antes de irse, Pedro Pablo, saco de su portafolios un rollo de cinta adhesiva, que dejó delante del desinflado jefe de ventas.

 

El veterano comercial no se hacía demasiadas ilusiones, conocía a los tipos como Fernández de los Ríos y sabía que de una u otra manera trataría de vengarse de él. Luego se acordó de Miriam y de Oswaldo de Jesús y tuvo un mal presentimiento.

 

En el parking, Miriam, con la que no había tenido oportunidad de cruzar palabra en toda la mañana, le estaba esperando, algo demacrada, tras unas grandes gafas de sol. Ambos comerciales se montaron en el viejo Audi de Pedro Pablo y se marcharon a almorzar a un bar que estaba en la otra punta del polígono, en el que sin duda no se encontrarían con nadie de la empresa.

 

-Me siento un poco avergonzada por mi comportamiento de ayer… Hacía mucho que no salía con nadie y la verdad, me encontraba un poco insegura.-

 

-No te preocupes. Cuando quieras lo repetimos, pero bebemos cerveza sin alcohol los dos... ¿Te parece?-

 

Quedaron en llamarse de nuevo, el viernes por la tarde y luego se separaron para dirigirse cada uno a su respectiva zona de trabajo.

 

La  calurosa jornada transcurrió sin grandes penas ni alegrías. La cosa estaba floja y a las puertas del verano el personal estaba pensando más en las vacaciones que en incorporar nuevos proveedores a las empresas. Aún así, Pedro Pablo hizo algunas gestiones interesantes cara al futuro. Los comerciales son como los delanteros de fútbol, se les valora por los goles que meten, pero el sabía por experiencia que para marcar esos “goles” había que estar ahí un día tras otro realizando una labor pesada y rutinaria.

 

Cuando Pedro Pablo llegó a su barrio, la calle Bravo Murillo estaba colapsada por una protesta contra los parquímetros que la alcaldesa había hecho instalar en contra del criterio de los vecinos en un descarado intento de recaudar pasta para sufragar las deudas que las obras faraónicas que el anterior edil habían dejado en las arcas municipales.

 

Para no variar Don Ángel iba sosteniendo junto a otros jubilados del barrio, una pancarta con el eslogan “POLITICOS HIJOS DE PUTA ¡A ROBAR A SIERRA MORENA!”

 

En este caso parecía que la manifestación discurría por cauces pacíficos, por lo que espero a que esta pasase y luego se dirigió como cada tarde, a esa misión imposible que suponía encontrar aparcamiento. Lo primero que iba a hacer en cuanto tuviese vacaciones era iniciar los trámites para obtener una tarjeta de residente en el barrio y así poder aparcar libremente en las zonas de pago. Dada su precipitada salida del chalet que compartía con Úrsula, su anterior pareja, aun figuraba como residente en el mismo y para realizar cualquier gestión cara al ayuntamiento de Madrid, necesitaba empadronarse en la ciudad con su nuevo domicilio.       

 

Ya en su calle, observó como uno de los ocupantes del Peugeot que permanecía parado cerca de casa la noche anterior, estaba sentado en la terraza del bar el Orgullo de Valdepeñas, con un refresco medio vacío sobre la mesa y haciendo como que leía el Marca. La sospecha de Pedro Pablo de que les estaban vigilando, se iba haciendo cada vez más fuerte y además tenía bastante claro que su padre, su hijo o ambos sabían el porqué.

 

En casa, Pedro Pablo puso su emisora favorita de música clásica y encendió un palito de sándalo para contrarrestar el olor a fritanga, repollo y meados de gato que procedía de la escalera. Luego observó consternado que la camisa blanca que había llevado en su cita de la noche anterior, conservaba aún los restos de la vomitona de Miriam. La aclaró y la volvió a poner en agua con Blanco Nuclear ¡Nada como los productos de toda la vida para obtener unos resultados satisfactorios en la colada! Tras una duchita refrescante se puso las zapatillas y una cómoda chilaba de algodón que se había comprado en Marrakesh en sus últimas vacaciones, cuando aún estaba con Ursulita. Envuelto por la fresca tela y las notas del Adagio de Albinoni, el comercial estaba listo para preparar una cena ligera a la par que nutritiva.

 

Don Ángel llegó a casa y tras darle de pasada las buenas noches a su hijo, se fue a su cuarto a cambiarse. Cuando el mayor de los Cogollo salió, su hijo ya había puesto la mesa. Para cenar había unas verduritas salteadas ante las que Ángel Cogollo torció el gesto.

 

-Hijo, te he dicho que para mi no hagas cena. Yo me como un bocata o una racioncita en el bar de Paco, no hace falta que te molestes.-

 

-Mira papa, el medico te ha dicho que nada de grasa, nada de sal y que hay que tomarse la medicación todos los días. Por cierto, el lunes que viene te voy a acompañar a la médica a que te de un volante para el neurólogo. Estoy muy preocupado por las cosas que andas haciendo últimamente. Creo que tienes un problema de riego como el que tenía el abuelito Andrés.-

 

-¡UNOS COJONES! Yo estoy perfectamente. Eres mi hijo y puedes estar en esta casa todo el tiempo que necesites, pero ya está bien de tratarme como si fuera gilipollas- Dijo Ángel Cogollo, cada vez más enfadado.

 

-Por cierto ¿Tú sabes algo de la gente que nos está vigilando, desde el numerito de la manifestación del otro día?-

 

-¡Me parece que el que tiene manía persecutoria y necesita ir al neurólogo eres tú!- Dijo don Ángel, a gritos a la vez que le hacia un gesto con el dedo a su hijo para que se callase y le cogía del brazo para llevarlo hacia la puerta. 

 

Contra su voluntad, Pedro pablo siguió a su padre al descansillo de la escalera.

 

-Vamos a seguir cenando como si no pasase nada y luego en la calle te cuento todo. Creo que nos han puesto micrófonos en el piso- Dijo don Ángel con voz queda.

 

Algo en la mirada del anciano le decía a Pedro Pablo que la cosa iba en serio. Acabaron la cena en silencio y luego se bajaron a la calle con la excusa de tomar el fresco. Tras comprobar que el coche de la víspera también estaba allí aquella noche, decidieron dar una vuelta por el barrio para poder hablar a gusto.

 

-Papa, estoy muy asustado ¿En que follón andáis metidos Fernando y tú?-

 

-¿Recuerdas la manifestación de hace dos días “Asedia el Congreso”? –

 

-¡Como olvidarla papa!-

 

-Claro claro hijo, perdona a tu padre que ya es viejo y se le olvidan las cosas…-

 

Siguieron andando y observaron como el individuo que aquella tarde vigilaba desde el bar, les seguía a unos cincuenta metros. Dirigieron sus pasos a la Plaza de Castilla y cruzaron hasta el monumento que hay en el centro. El hombre que les seguía sólo pudo vigilarles a distancia, para no descubrirse.

 

-Como te he dicho muchas veces, tu hijo es un chaval muy capaz y buena gente, no el holgazán y el golfo que tú piensas que es. De hecho, es un pequeño genio informático, que podría ganarse la vida muy bien con sus conocimientos, pero como sabes, el dinero, al contrario que a la mayoría de las personas, no es una prioridad para él. Vive su vida como quiere y no hace daño a nadie. Es un ocupa, sí, pero él y sus compañeros han recuperado un espacio que llevaba más de veinte años vacío y me gustaría que vieses las cosas que hacen: Dan clases de un montón de cosas, proporcionan un espacio a todo tipo artistas y lo que es aún más importante, acogen a familias que a causa de la crisis se han visto en la calle.-

 

-Ya ya, todo eso está muy bien, pero no me parece un motivo suficiente, para sufrir esta persecución- Dijo Pedro Pablo, impacientándose por los rodeos que daba su padre antes de entrar en materia

 

-El caso es que desde hace tiempo, Fernando colabora junto a otros jackers, con un colectivo que internacionalmente investiga los chanchullos de los poderosos. El día de la manifestación, al parecer, pensaban hacer públicas una serie de informaciones que podían hacer tambalearse todo el sistema “democrático” español y europeo. Según me dijo mi nieto, lo de Barcenas, la Gurtel o los ERE de Andalucía no son más que la punta del iceberg de un saqueo generalizado a la ciudadanía por parte de unas personas concretas con nombres y apellidos, algunas de ellas compatriotas nuestras. Yo no se más del tema. Lo que si se es que ese mismo día, a Goyo, un amigo de Fernando, lo atropellaron en Atocha y el coche se dio a la fuga. Otros dos amigos de tu hijo que iban a venir a la manifestación, también han desaparecido sin dejar rastro y la herida en la frente del día de la manifestación no me la hice lanzándome contra los escudos como te dijo el hijoputa del inspector Cantero. Es el culatazo de un antidisturbios que había sacado su pistola para pegarle un tiro a Fernando, pero falló porque yo le mordí en el brazo.-

 

-¡Que ganas tenéis de meteros en líos!- Dijo el comercial, sin llegar a creerse del todo las palabras de su progenitor, pero con un punto de inquietud ante los hechos que venía presenciando los últimos días.

 

Finalmente, convencido por su hijo de que lo mejor sería poner tierra de por medio una temporadita, don Ángel, consintió en adelantar su marcha a San Gumersindo de la Polvorosa provincia de Zamora, el pueblo de donde era originaria la familia y tenían una casa en la que pasaban los veranos.

 

-En San Gumersindo, los Cogollo siempre nos hemos sabido defender. Aún recuerdo los sitios secretos de la Sierra de la Culebra que me enseñó mi abuelo, el último de una larga estirpe de bandoleros y contrabandistas descendientes de aquel Jaime Cogollo “el Barbudo”. Por si no lo sabes, “el Barbudo” era barquero de Moreruela y tuvo que echarse al monte, ya que mató en duelo al hijo del conde ante la afrenta que aquel cacique le había infringido, mancillando a la bella Mari Puri Ferrero Carro su enamorada.- Dijo don Ángel, elevando orgulloso su barbilla mal afeitada.

 

-Yo he oído otra versión.- Dijo Pedro Pablo -El Barbudo le robo las ovejas al conde y dijo que se las habían comido los lobos. Luego le pillaron con la tal Mari Puri, que era puta, gastándose los cuartos en una taberna cerca de la raya de Portugal. Además el hijo del conde, en realidad murió de un atracón de judías con liebre en aquella taberna y acusaron a nuestro antepasado y a la Mari Puri, de haberle envenenado, por lo que Jaime, hasta que se olvidase el asunto, se escondió en la sierra.-

 

-Sea como sea, los Cogollo tenemos la jara y el brezo de la sierra, en nuestro ADN y peñas arriba somos gente difícil de batir-

 

Pedro Pablo tuvo que reconocer que a su padre no le faltaba razón. Una de sus grandes pasiones era caminar por aquellas soledades serranas, cámara de fotos al cuello, escuchando solamente el viento moviendo la copa de los pinos.

 

Los dos hombres acordaron salir para el pueblo el sábado por la mañana. Pedro Pablo quedaría a la espera de que Fernando contactara con él, si es que aún estaba en Madrid y con lo que fuera ya tomarían una decisión sobre que hacer. Luego regresaron a casa, como si no pasase nada, seguidos a cierta distancia por el desconocido.

 

 La semana transcurrió sin noticias de Fernando ni de su novia Ariadna. Pedro Pablo estaba inquieto por la suerte que hubieran podido sufrir los dos jóvenes, pero la vigilancia policial seguía y eso significaba que aún no les habían podido coger.

 

El viernes por la tarde, Pedro Pablo, llegó pronto casa. Había quedado con Miriam y esa noche quería estar impresionante, pero alguien le estaba esperando en el portal.

 

-Buenas tardes Cogollo, como está usted-

 

-¡Hombre! Inspector Cantero ¡Cuanto bueno por aquí! ¿En que puedo ayudarle? La ha vuelto a liar mi padre… no me diga más. Voy a pedir cita con el neurólogo. La enfermedad va a peor, igual igual que el abuelito Andrés…-

 

-No, esta vez ha sido su hijo. No se si está usted al tanto, pero su hijo además de un antisistema violento, también es un ciberdelincuente y se ha apropiado de cierta información sensible que nos tiene que devolver ¿No sabrá usted donde se mete, verdad Pedro Pablo?-

 

-Pues no, no lo se, desde el día de la manifestación no se nada de Fernando - Dijo Pedro Pablo, manteniendo un tono educado pese a la irritación que le producían acusaciones que aquel individuo profería contra su hijo. –-Además inspector Cantero, como padre y también como ciudadano que paga unos impuestos, impuestos de los que por cierto sale su sueldo… Me gustaría saber, cual es esa “información sensible” que mi hijo, según afirma usted ha sustraído y a quien afecta la misma.-

 

-¡Vaya! Sr Cogollo, le creía a usted inteligente y abierto a colaborar… más con unos antecedentes de maltratador doméstico como los suyos ¿Usted no sabe con quien está hablando, verdad? ¿Sabía que la palabra de un policía tiene valor de prueba ante un juez y que según que juez le podría mandar a la cárcel sin pensárselo dos veces si yo le acuso de andar acosando a su ex? Píenselo Pedro Pablo, busque a su hijo, desvuélvanos esa  información y aquí no ha pasado nada…- Dijo el madero, con una sonrisilla venenosa aleteando en sus finos labios.

 

Pedro Pablo Cogollo, un hombre que normalmente no se dejaba arredrar por las amenazas de ningún miserable, consideró más inteligente en ese momento, mantener la boca cerrada. Así que, puso su mejor sonrisa comercial y superando la ira que ardía en su interior y una cierta flojera de piernas, contestó al policía de la siguiente manera:

 

-No se preocupe inspector Cantero, en cuanto que sepa algo le llamo.-

 

Luego subió los escalones de tres en tres mascando en silencio la rabia que sentía por haberse tenido que contener y no pegarle cuatro guantazos a aquel tipejo. Por que aunque su hijo fuese un golfo y un tarambana, era su hijo y era un Cogollo y los Cogollo no eran gente que dejase tirada a uno de los suyos.

 

Pedro Pablo entró en el piso como un huracán. Masculló un saludo y se encerró en su habitación con la excusa de “ponerse cómodo”. Don Ángel estaba viendo un programa de televisión en el que unos tipos fornidos, a bordo de embarcaciones fuera borda, masacraban unos pobres caimanes, que nadaban tranquilamente en su pantano y apenas volvió la cabeza para responder a su hijo.

 

Ya en su habitación, el comercial encendió uno de esos palitos de sándalo de los que tanto le gustaban y puso en su ipad el Minueto de Pier Luigi Bocherini en versión chill out. En lugar de relajarse, el palito y la música acabaron de ponerle de mala hostia del todo. Se duchó y se vistió con unos vaqueros y un polo Ralph Lauren de color oscuro, tras observar que la camisa de su anterior cita con Miriam, estaba arruinada para siempre. Sin afeitarse y con un cierto aire de rufián Pedro Pablo salió de casa a grandes zancadas. Se despidió de Don Ángel, que estaba viendo un programa, en el que unos norteamericanos blancos adornados con mucho oro, regentaban una casa de empeños y trataban como basura a los negros pobres que allí acudían en busca de un poco de dinero a cambio de sus míseras pertenencias. El decano de los Cogollo emitió un gruñido por toda respuesta ante la despedida de su hijo.

 

Esta vez Pedro Pablo se llevó el coche, ya que daba por hecho que iba a terminar la noche en el piso de Miriam.

 

Llegó a la Gran Vía y se tiró casi una hora para aparcar. Si algo odiaba en el mundo Pedro Pablo, era llegar tarde a cualquier cita. Así de un humor de perros, el comercial se dirigió a la plaza de Callao, a la boca del metro donde había quedado con Miriam.

 

Sudoroso y jadeante vio a Miriam observando su reloj al otro lado de la calle.

 

-Uf uf… Buenas tardes. Disculpa el retraso. He venido en coche y me ha costado un triunfo aparcar. Da igual que sea verano o invierno ¡Este Madrid es un asco!-

 

-Vale, no te preocupes, vamos a darnos prisa que he quedado con unos amigos en Ópera ¿No te importa, verdad?-

 

Una luz de alarma se encendió en el cerebro de Pedro Pablo. “Amigos”, el comercial veía alejarse sus expectativas de follar aquella noche.

 

Llegaron a un bar con aspecto de mesón para guiris, llamado la Rebotica que tenía una terraza con sombrillas y un sistema de pulverizadores de agua de esos que “refrescan” el ambiente. Pedro Pablo, hombre acostumbrado a los extremos climáticos de la meseta, llevaba bien el calor y no necesitaba hidratación externa de ningún tipo.

 

Un par de tías bastante feas y viejas y tres tíos formaban el grupo con el que Miriam se había dado cita. Dos de los hombres le parecieron inofensivos. Uno era claramente gay y el otro, un gordito calvo, con una higiene personal manifiestamente mejorable como pudo constatar la sensible nariz de Pedro Pablo. Pero el tercer miembro masculino… Aquello era otro cantar ¡Menudo ejemplar! Alto y musculoso, con una hermosa mata de pelo rubia, dos grandes ojos azules de mirada dulce y una bella y blanca sonrisa como de anuncio de pasta de dientes. Era un hombre bello y a la vez varonil. Además, como pudo comprobar, era muy simpático e ingenioso  y mantenía con elegancia cualquier conversación.

 

Alfredo, que así es como se llamaba el guaperas, le ponía ojitos a Miriam y esta, que como había podido comprobar de primera mano la semana anterior, no era de piedra, tampoco permanecía ajena a los encantos del rubiales.

 

Los pulverizadores de los cojones, ablandaban el pan y le daban a las patatas de la tabla de salsas, una consistencia como de chicle chupado al que le ha dado el sol. Además la cerveza estaba calentorra y tirada con poco gas. Pedro Pablo aguantó estoicamente entre Miriam, que todo el rato estaba vuelta hacia el bello Alfredo y el gordo que además de guarro, fumaba un pitillo detrás de otro. Finalmente llegó la hora de pagar. Tras abonar la cuenta a escote, propusieron ir a tomar una copa a un local de las Vistillas, pero Pedro Pablo se despidió del grupo alegando que al día siguiente se tenía que ir de viaje, lo que por otra parte, era verdad.

 

Al despedirse de los comensales de aquella inesperada cena, Pedro Pablo pudo ver en los ojos de Miriam un cierto reflejo de desilusión y también una súplica. No es que él no fuese un hombre capaz de entregarse a una relación amorosa en cuerpo y alma, pero su último desastre sentimental estaba aún muy reciente y no quería lanzarse a la piscina sin tener claro que había agua. Además, aunque no era de los que se rajan ante las dificultades, su desventaja ante un sujeto tan impresionante como el tal Alfredo era evidente. Era más joven, más alto, más guapo y por lo que le había oído durante la velada, al parecer tenia un negocio de importación-exportación que marchaba viento en popa, vamos ¡Un auténtico triunfador! No como él, que rondando el medio siglo, estaba solo y tenía que vivir en casa de su padre.

 

Tal vez el bálsamo del tiempo, restañaría las heridas de su alma y algún día el pájaro enjaulado que era su corazón podría volar libre de nuevo.

 

En estos pensamientos cursis andaba Pedro Pablo camino del coche, cuando pudo ver parado en la esquina donde había aparcado, un camión de la basura que estaba recogiendo los cubos de la calle. Un chirrido metálico de roce de chapa con chapa le hizo salir de su ensoñación. El camión de la basura al girar, le había endiñado un golpe al intermitente delantero destrozándolo. El comercial corrió detrás de los basureros pero estos enfilaron una calle más ancha, aceleraron y ante la imposibilidad de alcanzarlos, tuvo que desistir de su persecución. Al mes siguiente tenía que pasar la ITV y además lo tenía asegurado a terceros, por lo que cualquier daño sin contrario, lo tenía que pagar de su bolsillo.

 

Ya en casa Pedro Pablo se fue a la cama abatido y desazonado por como se habían desarrollado los acontecimientos del día. Antes de acostarse vio que tenía correo electrónico sin abrir. Ya lo vería al día siguiente, seguro que con la suerte que tenía se trataba de malas noticias.

 

Pedro Pablo durmió toda la noche del tirón. Madrugó y tomó un desayuno a base de fruta. Luego bajo a la calle y comprobó los daños en el Audi. Casi no tenía dañada la chapa, pero el plástico del intermitente  ya no tenía arreglo. Condujo hasta un polígono industrial que hay en San Martín de la Vega, donde la mayoría de las empresas son chatarrerías y desguaces de coches. En Desguaces el Baturro, “Especialistas en Mercedes, Audi y BMW”, el comercial encontró un juego completo de intermitentes que valían para su Audi 100 un modelo que ya no se fabricaba desde hacía más de una década y que tan solo le costaron, veinte euros.

 

Con el intermitente arreglado, Pedro Pablo volvió a casa y encontró a su padre desayunándose un tazón de café con leche con galletas María. Juntos hicieron las maletas con las cosas que don Ángel podía necesitar para pasar el verano en el pueblo y partieron seguidos en todo momento por el Peugeot que desde hacía días estaba estacionado en su calle. 

 

Al atravesar la sierra de Madrid por el túnel del Guadarrama, se abre inmensa, la llanura de la vieja Castilla. Una tierra austera, casi desolada. Sobre lejanos oteros apenas quedan en píe cuatro piedras de los castillos que en un pasado guerrero y feroz dieron nombre a esta tierra. En las ciudades que jalonan la autovía, esplendidas construcciones hablan de riqueza pasada, inmensos rebaños, tratados y antiguas guerras.

 

Llegando a Benavente se cruza el río Esla, por primera vez en el viaje por un puente de piedra. En el puente, la Junta de Castilla-León ha puesto en un robusto caballero de piedra que mira a la llanura con la lanza apoyada en el hombro. Sin duda los antiguos castellanos debieron se así: Hombres algo toscos, agricultores, ganaderos o guerreros según el ritmo de las estaciones. Pocos kilómetros después, desde lo alto de una cuesta, se ven las primeras estribaciones de una serie de serranías bajas, que terminan en el macizo Galaico-Leonés. En este punto Pedro Pablo detuvo el coche y ambos Cogollo se apearon del mismo para observar las suaves ondulaciones de la Sierra de la Culebra, que azuladas, se perfilaban en el horizonte.

 

Antes de llegar al pueblo hay que volver a cruzar la cinta de plata del Esla, encajonada entre profundas gargantas. San Gumersindo de la Polvorosa, se encuentra en el pie de monte de la Sierra de la Culebra, en un valle excavado por un arrollo, seco en verano pero con agua en invierno y que va a morir en el río. Un pueblo de apenas doscientas casas en el que se encuentran mezcladas construcciones antiguas, con modernas sin ningún tipo de criterio.

 

En contraste con el anonimato de la ciudad, en el pueblo todo el mundo conocía a los cogollo, incluso muchos habitantes del pueblo estaban emparentados con ellos. Pedro Pablo pasó el fin de semana entre saludos y visitas “imprescindibles”.

 

De vuelta en Madrid el domingo por la noche, Pedro Pablo echo un vistazo al móvil al que no había hecho ni caso en todo el fin de semana, entre otras cosas, por que en San Gumersindo no hay cobertura. Vio que tenía varias llamadas y mensajes de Miriam. Decidió que lo mejor sería hablar con ella al día siguiente y poner las cartas boca arriba. También tenía varios correos, la mayoría sin importancia, pero uno de ellos le llamó especialmente la atención. Se trataba de una oferta para recibir cursos de yoga capaces de mejorar, desde tus relaciones laborales, hasta tus orgasmos y que impartía un santón hindú de nombre Miriquituli Potinga Potángala. A Pedro Pablo se le encendió una lucecita en la cabeza. Aquel era el nombre de un juego de palmitas que su madre le había enseñado de niño y que a su vez él le había enseñado a Fernando.

 

Pincho el enlace y accedió a la web del yogui Miriquituli Potinga Potángala. El rostro de su hijo apareció en la pantalla y un texto fue surgiendo sobre el fondo de la cara del menor de los Cogollo.

 

Hola papa:

 

Si estás viendo este video. Es que estoy en problemas y necesito tu ayuda. Siento haberte metido a ti y al abuelo en este lío, pero se que sois buenas personas y que la gente os importa.

 

Necesito que vayas a la siguiente dirección:

 

PRODUCTOS QUÍMICOS VIUDA DE CORROCHANO E HIJOS CB.

Avda. Real de Pinto 17

28053 MADRID

 

 Es una empresa que cae por tu zona habitual de trabajo, pregunta por el encargado y dile “Parece que hoy hace todavía más calor que ayer” El te contestará “Lo peor está aún por venir”. Allí te entregaran algo y te darán instrucciones sobre que hacer con ello.

 

Han tratado de hackear tu ordenador, pero yo me he adelantado hace bastante tiempo y filtro la información que los que nos espían reciben. Espero que puedas perdonarme esa pequeña intromisión en tu intimidad, bastante aburrida por cierto.

 

Os quiero a ti y al abuelo y no voy a permitir que nada malo os pase. Mama no tiene ni idea de nada y así debe de seguir. Necesito que confíes en mí a pesar de que hasta ahora no lo has hecho mucho…Ariadna me apoya en lo que estoy haciendo, al igual que otros amigos comprometidos con nuestra causa.

 

Por favor, entiendeló, no intentes ponerte en contacto conmigo, pondrías a mucha gente en peligro y facilitarías que unos importantes malhechores, se saliesen con la suya. Cuando necesite decirte algo, te mandaré de nuevo este correo.

 

Te quiere tu hijo Fernando.  

 

martes, 24 de septiembre de 2013

HISTORIA EN SOLFA DE URDANGARIN Y CRISTINA

Historia en solfa de Urdangarin y Cristina

Era nuestra infanta lista
Hoy es la “Jeta” y gorrona
Se casó con un deportista
Que ha jodido a la corona
Con mucha diplomacia
Le buscaron una poltrona
De ejecutiva en la caixa

En Pedralbes se compraron
Un palacete en seis millones
El Catalán como es normal
Pensaba y hacia Cavilaciones
De dónde cojones?
Iñaki ¿Obtiene tanto capital?

La infanta al parecer
Distraída y sueca se hacía
Y fingía no ver ni saber
Como Iñaki lo obtenía
Si mi mujer se entera que
Yo me gasto esa cuantía
¿Sabéis lo que ella haría?
¡Llamar a la policía!

Le van a cambiar el ducado
De “empalmado” al del Cazo
Después de haberla estafado
Palma se le queda enano
El dinero ya no le cabe
Ni en la palma ni en la mano

Pero Iñaki
¡Con dos cojones!
Acudía a las instituciones
Y en base a sus relaciones
Al zángano del braguetazo
Le soltaban los millones
A cambio de garabatos

A zarzuela llego la alerta
Y el rey con mucha cautela
A Urdangarin le dio puerta
Pidiendo a Cesar Alierta
Que lejos de la Zarzuela
Le hiciera una buena oferta

Cesar como pago al amigo
Creo un puesto a medida
Inútil y simulando un castigo
Pero con sueldo millonario
Y lo mando a Washington

Un premio extraordinario
Para el duque” empalmado”
Temiendo lo que le espera
Fue un premio fin de carrera
Porque ha llegado al final
Con su delincuencia fiscal

Y el robarnos la cartera Iñaqui
¿Ingresará en prisión?
Yo Creo sinceramente
Que no habrá tal sanción
Porque amañarán este delito
Y como a otros delincuentes
Cuando salga habrá prescrito

La culpa del culebrón
Puede ser de doña Sofía
Que con falsa progresía
Dio muy mala educación
A toda su dinastía
Y los tres sin excepción
Pasaron por la vicaría
Según mi humilde opinión
En muy mala compañía

Ángel Roncero

domingo, 8 de septiembre de 2013

VIKINGOS


Recientemente hemos podido ver en televisión la serie Irlandesa-Canadiense Vikingos, que narra las aventuras de Ragnar Lodbrok, un personaje semi-legendario que según la historia, fue el primer vikingo que navegó hacia el Oeste por mar abierto alcanzando las costas de Inglaterra y Francia las cuales saqueó a conciencia, durante años. El bueno de Ragnar llego a ser rey de Noruega y Dinamarca, venciendo numerosas traiciones y dificultades en su camino. Cuento esto aunque no haya salido aún en la serie, pero considerando que mis lectores, todos son gente inteligente supongo que lo verán venir y además lo que digo, esta en la Wikipedia, esa maravilla que hace que todos parezcamos mucho más sabios de lo que en realidad somos.

 

La serie me parece muy buena, aunque creo que es la típica serie que gusta más a los chicos que a las chicas. Por ponerle un pero, las peleas son flojitas, sin embargo los exteriores y la fotografía me parecen sencillamente maravillosos. No se debe dejar de ver el comienzo de los capítulos, donde cuerpos, hachas de guerra y otros objetos, se hunden en un mar embravecido y por encima de ellos se ven pasar las quillas de unos drakkar con todos sus remos desplegados, mientras suena la sobrecogedora banda sonora.

 

Aquí os dejo un enlace en el que podéis escuchar completo el tema “If I had a heart by Fever Ray” viendo las imágenes del inicio mezcladas con otras escenas de la primera entrega de la serie.

 


 

Aunque me reconozco enganchado a la serie, no son estos vikingos los que me quitan el sueño, si no los que se encuentran remontando el madrileño Paseo de la Castellana.

 

La pasada temporada el club Vikingo (Por si  alguien que no lo sabe los madridistas son conocidos como vikingos y también como merengues, a causa del color de su indumentaria) dirigido por el inefable Mou, terminó con su afición dividida y sin ningún botín que adornara sus gloriosas vitrinas.

 

José Mouriño…. yo no digo que el portugués sea un mal entrenador, sólo digo y lo dije ya en su día, cuando el club blanco contrató sus servicios, no es un entrenador para el Real Madrid. El técnico portugués es polémico, egocéntrico y con unas formas que nada tienen que ver con el libro de estilo no escrito que marca una manera de hacer las cosas, elegante y señorial, desde hace más de un siglo.

 

El caso es que en la etapa Mou, uno de los ases vikingos, el mejor jugador moderno del Real Madrid y el mejor portero del mundo, tras una lesión fortuita se vio defenestrado al banquillo. El gran Iker Casillas, es un héroe vikingo, digno de entrar en el Walhala por la puerta grande y sentarse a beber hidromiel, a la derecha del Dios Odín-Santiago Bernabeu, pero aún sigue en ese banquillo a donde, teóricamente, le relegó el entrenador luso.

 

Las acciones de José Mouriño y las del actual técnico, Carlo Ancelloti, que sigue manteniendo al cancerbero de Móstoles en el banquillo, tienen un común denominador que se llama Florentino Pérez. El presidente, es el verdadero culpable de lo que está pasando con Iker.

 

No se sabe por que motivo, Florentino Pérez putea a Casillas. Solo se que se trata de un pulso entre dos formidables fuerzas del madridismo. Iker Casillas no es sólo un ejemplo para la gente del Madrid, si no un gran deportista admirado en todo el mundo y también una mina de oro publicitaria. Florentino tiene mucha pasta y pone esta pasta por encima de cualquier otro valor del madridismo. De hecho, con su pasta ha blindado a perpetuidad su cargo y si cualquier otro candidato se presenta a las elecciones a la presidencia del Madrid, este debería depositar unos avales millonarios que están al alcance de muy pocos candidatos (Florentino y su junta directiva de ricachones)

 

Las cartas están sobre el tapete. Los valores del madridismo, contra el dinero (Yo considero el dinero como un valor, además el Madrid nunca ha sido un club pobre, ni Casillas es un indigente)

 

Florentino Pérez, en su primera etapa se dedicó a fichar un cromo detrás de otro, para deleite de la prensa deportiva y los aficionados “informados”, a los que estos panfletos les dicen que es lo que hay que pensar sobre la gestión del club. Pues el todopoderoso presidente, en su segunda etapa, pretende seguir haciendo lo mismo. Tras intentar fichar a Neymar Jr, el cromo deseado por todos los coleccionistas, el brasileño en virtud de no se que precontrato que había firmado su papi con el Barça, acabó fichado por el club de la ciudad condal. Así se frustraron los planes de Florentino de hacerse con los servicios del jugador con más caché del momento.

 

Nadie se pone de acuerdo en el coste de los fichajes de campanillas que se han concretado este verano en la liga española. El Barça afirma que ha fichado a Neymar por aproximadamente sesenta millones de euros ¿Cómo puede ser que el brasileño haya rechazado los casi cien que le daba el Madrid? Alguien (o todos) mienten en este asunto o tal vez el brasileño es un enamorado del fútbol de toque o partidario al “derecho a decidir” propugnado por el nacionalismo catalán. No se… cosas más raras se han visto.

 

Ante este estado de cosas, al Madrid no le ha quedado más remedio que tirar de chequera y fichar lo que los medios de comunicación le han puesto delante. El galés Gareth Bale, ha sido el elegido de los medios. El aspecto del jugador es inmejorable, un chavalote de veintipocos como un armario ropero con las puertas abiertas y que al parecer también sabe jugar al fútbol (Ya puede por la pasta que ha costado) El caso es que procede de un equipo de segunda fila y no ha ganado nada aún, ni con su equipo ni con su selección. Para su fichaje ha tenido que ser sacrificada una de las joyas del club, el grandioso centrocampista Ozil, que ha sido traspasado al Arsenal.

 

El club a tenido mucho cuidado en dejar claro que Bale a costado menos que Cristiano Ronaldo. Cristiano, para mi, al principio no era un jugador que encarnase los valores del madridismo, pero poco a poco se ha ido relajando y conteniendo sus gestos histriónicos. Su entrega y pundonor en el campo le convierten en firme candidato a gran ídolo del club, un honor que para mi ostentaba y sigue ostentando el suplente Iker Casillas.

 

Ya veremos como va la temporada, pero temo que otro año sin conseguir títulos, acabe destapando la caja de los truenos de todas las rencillas del vestuario vikingo, ante lo que Florentino volverá a hacer lo mismo que la vez anterior… pegar la espantada, dejando al Madrid hecho un solar.

 

Dr Miriquituli.