El pasado día 20 de noviembre se han cumplido dos años desde
que ganó las elecciones el PP y ese pergeñador de frases memorables que es
Gaspar Llamazares ha calificado este periodo de “bienio negro”. Tiene más razón
que un santo el antiguo secretario general de IU al que “el tsunami
bipartidista” dejó tan solo en portavoz. Estos dos años han sido una autentica
mierda. La corrupción campa a sus anchas, el paro ha alcanzado cotas nunca
vistas, los servicios públicos han sido recortados de manera brutal, la justicia
es lenta y corrupta, cada día pagamos más y más impuestos, etc, etc. Una larga
lista de cosas negativas que están haciendo muy difícil la vida a los
ciudadanos de este país.
Con lo que no estoy nada de acuerdo, es con la segunda
intención de las palabras de Llamazares. El Bienio Negro es como se conoce al
periodo de la Segunda República Española comprendido entre los años 1933 y 1935
en los que una coalición de partidos conservadores ganó las elecciones. En
aquellos años desdichados se produjeron acontecimientos gravísimos que el
gobierno radical-cedista de Lerroux no supo manejar en absoluto. La revolución de
Asturias fue el más grave de todos. En ella, los mineros socialistas (Entonces
eran marxistas) los comunistas y los anarcosindicalistas se unieron en un
frente común y se rebelaron contra el gobierno de Madrid. Grupos incontrolados
cometieron toda clase de desmanes: Ejecuciones sumarias de guardias civiles y
de militares que se resistieron a los sublevados, quema de iglesias y
conventos, asesinato de religiosos, robos, violaciones, etc. Esta larga lista
de tropelías provocó que el gobierno decretase el estado de guerra y trajese al
ejercito profesional de África para sofocar la rebelión. La represión fue
durísima. El ejercito se empleó como en una guerra de conquista causando un
numero enorme de victimas entre la población civil y multiplicando por cien los
abusos cometidos por los sublevados.
Aquel gobierno no cayó por la revolución de Asturias si no
por un sonado caso de corrupción, el famoso Estraperlo o Straperlo, acrónimo de
Strauss, Perell y Lowann, tres judíos holandeses que patentaron un juego de
ruleta fraudulento del que el gobierno trincaba jugosas comisiones. Sin duda
aquel caso de corrupción, pese a que en la historia los ha habido más graves,
marcó un antes y un después y estraperlo ha quedado en el vocabulario popular como
denominación casi general para cualquier tipo de negocio sucio.
Este machacón retorno al pasado que desde la izquierda
española plantean, no se muy bien a que es debido, pero crea un clima de
confrontación que me parece francamente negativo. Cualquier persona minimamente
crítica con su pensamiento enlatado es de inmediato calificada de “fascista”.
El PP es un “partido fascista heredero del franquismo” UP y D “son fascistas”. Incluso
para los muy convencidos “el PSOE es colaborador con el fascismo por lo tanto
es fascista”. La recuperación, unilateral, de nuestra memoria histórica junto
con deshacer todo lo aprobado por el actual gobierno parece ser la piedra angular
de su programa electoral.
No crean ustedes que toda la culpa de esta confrontación es
de la izquierda, que la derecha también tiene lo suyo. Al ambiente de impunidad
generalizada que garantiza que todo tipo de chorizos (Incluido el gobierno con
su financiación “dudosa”) se vayan de rositas, hay que sumar el pábulo que da a
gente tan infumable como los grupos ultra-católicos. Leyes como la LOMCE, enésima
revisión partidista de la desastrosa política educativa española o la revisión restrictiva
que se quiere hacer de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, son
prueba de ello.
Lo dicho, Gaspar Llamazares tiene razón. Ha sido un bienio
negro, pero no por una conexión inexistente con su parcial visión del pasado,
si no por que hemos dado muchos pasos atrás en la convivencia y el diálogo,
algo que si que se había conseguido en la ahora tan denostada transición a la
democracia.
Ya se que es difícil pedir tranquilidad a alguien que corre
el riesgo de perder su vivienda, no puede encender la calefacción o que tan
solo le puede dar dos comidas al día a sus hijos, pero las cosas de la gente
corriente nunca se han solucionado buscándose un enemigo entre el resto de
gente corriente. Esas son cosas de los pescadores en río revuelto....
Dr Miriquituli.